El caso Hildegart, un posible antecedente del crimen de Asunta
La madre de Hildegart Rodríguez Carballeira disparó a su hija mientras dormía en 1933, por entender que se había apartado del camino marcado.
Los datos que, con cuentagotas y de forma contradictoria, se van conociendo sobre el crimen de Asunta, arrojan aún más sombras que luces sobre quién asesinó a la niña Asunta y, sobre todo, por qué.
De momento, las pocas pistas que se conocen apuntan a que su madre adoptiva, Rosario Porto, o su padre, Alfonso Basterra, pudieron ser los autores materiales del asesinato, pese a que, parece descartado el móvil económico por la supuesta herencia de la niña. En cualquier caso, aún es demasiado prematuro para emitir un juicio sobre la autoría del crimen y se desconoce quién asesinó a Asunta.
En un intento por conocer qué posibles patologías pueden conducir a una madre a terminar asesinando a su propia hija, Libertad Digital se ha puesto en contacto con el experto y conocido psiquiatra José Miguel Gaona. Según confesaba, en conversación con este periódico, aún faltan muchos datos para poder determinar no sólo quién mató a Asunta, sino el porqué. También destaca que se desconocen demasiados aspectos de la personalidad y expediente clínico de los padres adoptivos de Asunta como para poder trazar un perfil o buscar una explicación a un posible comportamiento homicida.
Tras dejar claro las pertinentes y necesarias salvedades sobre la prudencia que aún es necesario mantener en el tratamiento informativo de este suceso, Gaona destacaba a Libertad Digital que la historia nos ofrece otro caso con curiosas similitudes: el caso Hildegart.
El caso Hildegart
En 1914 nació la pequeña Hildegart Leocadia Georgina Hermenegilda María del Pilar Rodríguez Carballeira, conocida por los suyos desde pequeña como Hildegart. Su madre, Aurora había asumido su maternidad en solitario después de escoger un padre biológico sólo para ese fin. Tras quedarse embarazada dejó su Ferrol natal para mudarse a Madrid, donde nació su hija Hildegart.
Fuertemente ideologizada, Aurora estaba convencida de que su hija debía convertirse en una suerte de modelo de la mujer del futuro. Aurora dejó que su padre biológico visitara a su hija hasta que ésta cumplió cuatro años. Después, según las investigaciones, Aurora temía que dichas visitas fueran una mala influencia para su hija y le prohibió seguir visitando a la pequeña Hildegart.
Desde muy joven, la pequeña Hildegart destacó por su inteligencia. Superdotada, esta niña prodigio aprendió a leer y escribir a los 3 años y a los ocho hablaba con fluidez varios idiomas. Se licenció en derecho a los 17 y militó activamente en el PSOE. Pero hasta aquí llegaron los pasos que Hildegart dio en el sendero que su madre había trazado para ella. Entonces, Hildegart criticó con dureza al partido por querer aliarse con un candidato reaccionario. Después, fue expulsada del partido y se inscribió en el Partido Federal, desde el que criticaba a sus antiguos compañeros socialistas. Además, fue una de las grandes figuras del movimiento por la reforma sexual en España. Una corriente que terminó liderando Gregorio Marañón en la Liga Española por la Reforma Sexual, de la que Hildegart es nombrada secretaria.
Pero a medida que su activismo político crecía desde la disidencia a sus excompañeros socialistas y más se separaba de su madre, de la que quiso separarse en varias ocasiones sin demasiado éxito. Según los investigadores, cada vez que Hildegart intentaba emanciparse, su madre amenazaba con el suicidio. Las mismas investigaciones advierten de que a medida que su hija desarrollaba todo su potencial, crecían las paranoias de Aurora.
Algunos investigadores señalaban que la madre de Hildegard estaba realmente imbuida del pensamiento de la eugenesia, que es una corriente filosófica que tiene como objetivo la mejora de los rasgos hereditarios humanos mediante la creación de personas más fuertes, sanas e inteligentes. En este sentido, la madre de Hildegard quería mejorar las cualidades innatas de su futura hija, ya que quería que su hija representara un cambio en la sociedad, al llevar a cabo una revolución feminista que acabara con todos los prejuicios de sexo.
Entonces, apareció Abel Vilella, con quien se dice que Hildegart comenzó una relación sentimental. Según algunas teorías, ésta fue la gota que colmó el vaso paranoico de Aurora quien, en 9 de junio de 1933, aprovechando que su hija dormía plácidamente le disparó tres balas en la cabeza y una en el corazón. La teoría que mantienen los investigadores es que cuando Aurora vio que su hija se separaba del proyecto que tenía marcado para ella, decidió destruirla.
Paralelismos
Una madre perfeccionista y separada de su marido, y una niña adoptada con unas dotes sobresalientes para la escuela y la música, convierten al crimen de Asunta en un posible sucesor del caso Hildegart. Aunque, de momento, se desconozca si su madre fue o no la asesina de su hija.
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