Desde que Rosario Porto cerró hace unos años su despacho en abogados en Santiago de Compostela, comenzó una nueva actividad: representar los intereses de empresarios gallegos en Marruecos. Eso le llevó a viajar con frecuencia a este país y entablar una estrecha relación con el ciudadano marroquí afincado en Santiago, Messaoud- El Omari. Un ex sindicalista de CCOO que está procesado por explotación de inmigrantes.
Messaud El-Omari siempre fue un tipo discreto. En otros tiempos, su presencia en el tanatorio donde se presentaban los últimos respetos a Asunta, la niña asesinada en Santiago, no habría tenido ninguna repercusión. Pero esa misma mañana se había sentado en el banquillo de los acusados de la Audiencia Provincial, escuchando peticiones de condena entre seis y ocho años de cárcel por traer a inmigrantes marroquíes cobrando de media unos 8,000 euros por cabeza.
La gran amistad entre El-Omari y Charo Porto, la madre y presunta asesina, no era demasiado conocida, por lo que su presencia custodiando la entrada al túmulo donde reposaba Asunta fue a todas luces inesperada. Si la amistad nacía de una relación de asesoramiento profesional o bien, como sugiere un medio de comunicación gallego, la relación podría haber sido más íntima, está por determinar.
Charo Porto, sin oficio conocido en los últimos tiempos, habría viajado reiteradamente a Marruecos con motivo de unas inversiones, aunque su amigo marroquí no pudo acompañarla, al menos después del año 2009, pues su pasaporte obra en el juzgado como medida cautelar. El-Omari sí habría hecho importantes inversiones en su país, a pesar del sueldo mileurista que figuraba en su nómina como sindicalista, todo ello gracias a su "capacidad de ahorro" según expuso en su defensa.
Las coincidencias no acaban ahí. La esposa del juez instructor Vázquez Taín, también compartía sala en el juicio contra El-Omari, como letrada que se encarga de la defensa del empresario Ramón Hermo, coacusado junto con El-Omari, ya que fue quien proporcionaba las ofertas de empleo que hicieron posible la entrada de los inmigrantes marroquíes. El fiscal le pide dos años de cárcel y la acción popular, llevada a cabo por la asociación "Inmigra.com", cinco años.
Para sorpresas, nada comparable con la entrada de la policía en la sede de CCOO en el año 2009, donde se produjo el arresto de El-Omari, por entonces sindicalista responsable del CITE (Centros de Información a Trabajadores Extranjeros).
Hasta entonces, este marroquí nacionalizado en el año 2005 era todo un referente en Galicia en cualquier asunto concerniente al país vecino. Su momento más álgido fue cuando se rodó una serie documental titulada "HANAN: lo que nos une", la primera coproducción entre España y Marruecos, que perseguía resaltar las bondades de la inmigración. La serie contaba con la colaboración de varios organismos oficiales, además de la esencial FADESA MAROC. El nombre se tomó de su propia hija, Hanan El-Omari, y en la serie aparecían algunos de sus mejores amigos, como Bami Ikhlet, hoy en día en búsqueda y captura, o Haddaoui Khairou, otro de los coimputados para el que piden 4 años.
La trama, como quedó expuesta en el juicio, era de ingredientes sencillos: empresarios sin escrúpulos, condiciones infrahumanas, mercadeo de contratos… pero todo ello bajo una exquisita apariencia de legalidad gracias al dominio de las normas de extranjería que proporcionaba el principal encausado.
El CITE de CCOO, al que el fiscal pide responsabilidad civil, se había convertido en una agencia de colocación de facto, a donde acudían empresarios que necesitaban mano de obra marroquí. Esta mediación empresarial era vox populi y tanto otros sindicatos como asesorías empresariales remitían al CITE a los interesados.
A pesar de ser una actividad confirmada por todos los testigos afines a CCOO, el secretario general de Galicia, Jose Manuel Aguión aseguró todo lo contrario, manifestando que su entidad es un sindicato de trabajadores y no de empresarios. Esta discrepancia, según explicó otro de los testigos, podría tener su origen en un posible conflicto a nivel interno de dos facciones: una proclive a traer inmigrantes casi indiscriminadamente y otra de "ni uno más, ni uno menos de los trabajadores extranjeros que se necesiten".
Cabe destacar que la abogada de El-Omari, añadiendo más desconcierto a la situación, durante el juicio le preguntó con cierta ironía a Aguión por la granja del cuñado de este, asegurando que también habría obtenido trabajadores marroquíes por mediación de su defendido.
La acusación popular, "Inmigra.com" cuestiona que la responsabilidad de un entramado que podría haber introducido a docenas de inmigrantes recayese únicamente en una sola persona, así como las dificultades para desenmarañar la trama al otro lado del Estrecho. El-Omari parecía tener un gran poder e influencias hasta el punto no solo de obtener visados sino capacidad para bloquear los de aquellos que no pasaban por caja. Lo cierto es que en la agenda personal obtenida en los registros aparecían anotados varios teléfonos móviles de funcionarios tanto españoles como marroquíes.
Los testigos principales de dicha acusación popular que podrían arrojar alguna luz, el cónsul español en Agadir y un diplomático marroquí que aparecía en los papeles incautados, el Sr. Abdesalam Medina, actual cónsul general en Bilbao, declinaron acudir al juicio a pesar de ser citados para ello.