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El PP cederá en el caso Bárcenas ante un PSOE que incumple el reglamento

El caso Bárcenas volverá a debatirse en el Congreso. El presidente tiende la mano contra un PSOE que clama contra el reglamento.

Una cosa es lo que dice el reglamento del Congreso de los Diputados y otra, muy distinta, lo que dicen y hacen los diputados, portavoces y los órganos de decisión de la cámara baja. Como ejemplo, esta afirmación de Soraya Rodríguez, portavoz parlamentaria del PSOE:

"Pero ¿qué es eso de 'aténgase a la cuestión'? Esto es la libertad de expresión. Los diputados salimos a la tribuna y expresamos lo que nos parece oportuno... ¿pero qué es esto que tenga que ser el presidente Posada o la vicepresidenta Celia Villalobos quien diga que te quita el uso de la palabra porque lo que estás diciendo no se atiene a la cuestión? ¿No les gusta a ellos? Es gravísimo..."

No es menos grave que la enojada portavoz parlamentaria del PSOE desconozca el artículo 103 del reglamento del Congreso, sección 2ª, capítulo VIII "De la disciplina parlamentaria":

1. Los oradores serán llamados a la cuestión siempre que estuvieran fuera de ella, ya por disgresiones extrañas al punto de que se trate, ya por volver a lo que estuviere discutido o votado.

2. El presidente retirará la palabra al orador al que hubiera de hacer una tercera llamada a la cuestión en una misma intervención.

En base a este artículo del reglamento, la presidencia de la cámara desalojó el martes de la tribuna a tres diputados de IU que intentaron forzar el debate del caso Bárcenas en los debates de otras iniciativas parlamentarias y haciendo caso omiso a las órdenes de la presidencia. Quienes incumplían el reglamento se quejaban de un "secuestro del Parlamento homologable a la censura de la etapa franquista".

Lamentablemente esta es la forma habitual de funcionamiento del Congreso de los Diputados. Se menta mucho el reglamento pero pocas veces para atenerse en los mandatos literales del escrito. Algo así ocurre con la polémica moción del PSOE sobre el caso Bárcenas, cuyo veto por la mesa del Congreso ha motivado la nueva ofensiva socialista.

Fuentes parlamentarias explican a esRadio y Libertad Digital que el reglamento es "claro y conciso" sobre la iniciativa parlamentaria de la interpelación al Gobierno y su correspondiente moción. La segunda se debate una semana después de la primera y siempre sobre la misma cuestión a tratar. "A sabiendas de lo que mandata el reglamento, el PSOE formuló su interpelación -la de Soraya Rodríguez a la vicepresidenta la semana pasada-, sobre la corrupción en general; y la moción, sobre el Caso Bárcenas y las mentiras del presidente del Gobierno en sede parlamentaria. Son dos cosas distintas".

"¿Qué eco tuvo la interpelación de Soraya? Ninguno. Ellos sabían que iban a hacer más ruido con el veto que con la moción, y por ello formularon la iniciativa de tal forma que no podía ser aceptaba", dicen fuentes pertenecientes al órgano rector parlamentario.

Así las cosas, la ofensiva se convertía este miércoles en el titular indiscutible de una sesión de control con la ausencia del presidente del Ejecutivo. Ofensiva liderada por la portavoz del PSOE, Soraya Rodríguez: "Ustedes no van a impedir que nosotros denunciemos aquí que el presidente del Gobierno mintió en sede parlamentaria". Tras ella, todos y cada uno de sus diputados seguían a pies juntillas la cantinela con la que iniciaron todas las preguntas a los miembros del Ejecutivo.

Una estrategia que, no obstante, ha surtido efecto. A los pocos minutos de que la consigna del "No nos callaran" se hiciera con las portadas de los medios, el presidente del Congreso, Jesús Posada, opinaba que las críticas "carecían de base", las calificaba de "exageradas", pero abría la mano a cambiar de criterio:

"Creo que habrá una moción consecuencia de interpelación que se volverá a ver. Y vuelvo a decir que hay libertad absoluta y de palabra dentro del hemiciclo".

Fuentes socialistas se lanzaron a manifestar que "están reculando", pero las populares explicaron a LD que "todo depende de si el PSOE reformula su moción", aunque no para ajustarla a los términos iniciales de la interpelación (la corrupción y no el caso Bárcenas), sino sólo "para suavizarla un poco". "Sabemos que somos un poco laxos pero viendo cómo está el patio, mejor así". El problema real es que los populares saben que los vetos previos a las iniciativas de la oposición sobre el caso Bárcenas les han dejado ya sin margen de maniobra.

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