El pasado jueves 12 de septiembre se cumplía un año de la puesta en libertad de Josu Uribetxeberria Bolinaga, el monstruo de ETA que, entre otros crímenes, mantuvo secuestrado en un zulo durante 532 días durante los años 1996 y 1997 al funcionario de prisiones José Antonio Ortega Lara.
Un poco antes, el 30 de agosto se cumplía un año de la concesión de la libertad condicional al etarra Bolinaga, al estimar la Audiencia Nacional que su cáncer no podía ser tratado en prisión y considerar su estado "terminal" porque su esperanza de vida no superaba, precisamente, los doce meses. La puntilla la puso el 23 de agosto de 2012 el propio ministro del interior Jorge Fernández Díaz cuando sentenció que no poner en libertad a Bolinaga sería prevaricar.
Su excarcelación era el último de los pasos dados desde semanas antes por la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias, dependiente del Ministerio de Interior, y que empezaron el de agosto, día en el que se acordaba trasladar a Bolinaga, secuestrador del funcionario de prisiones José Antonio Ortega Lara y asesino de tres guardias civiles, desde el centro sanitario de referencia de la cárcel de León hasta el Hospital Donostia de San Sebastián.
Dos semanas después, Prisiones otorgaba el tercer grado a Bolinaga, que mantenía desde comienzos de mes una huelga de hambre para reclamar su puesta en libertad y que fue respaldada, al menos nominalmente, por una treintena de presos, entre ellos el exportavoz de Batasuna Arnaldo Otegi y el histórico terrorista de ETA Francisco Múgica Garmendia, Pakito.
En pleno debate político, judicial y médico sobre el alcance de su enfermedad y en contra del criterio de la Fiscalía, el juez de Vigilancia Penitenciaria dictaba el auto de concesión de libertad condicional el 30 de agosto, dos días después de visitar en San Sebastián al recluso y citarse con los oncólogos que le atendían.
Las condiciones
No fue hasta el 12 de septiembre de 2012 cuando la sección primera de la sala de lo penal de la Audiencia Nacional confirmó la libertad condicional con las siguientes reglas: Bolinaga no puede acercarse al domicilio y lugar de trabajo de sus víctimas o de los familiares directos de éstas ni participar "de forma activa o pasiva" en manifestaciones públicas de enaltecimiento o legitimación de la violencia, especialmente de ETA.
Tiene prohibido además hacer declaraciones "de esa naturaleza" o que conlleven "desprecio o desconsideración" de las víctimas del terrorismo o pudieran ofender sus sentimientos.
Ya en su domicilio de Mondragón (Guipúzcoa), la polémica se mantuvo después de que la AVT presentara una querella contra el propio Bolinaga y las personas que participaron en su recibimiento el 23 de octubre en Mondragón, en el que fue ensalzado como un héroe. La denuncia de las víctimas del terrorismo se sumaba a las numerosas muestras de rechazo y desacuerdo a la concesión de una libertad que califican de "injusta e incomprensible" y que se acrecentaron cuando, un día después de salir del hospital, se vio a Bolinaga paseando por las calles de Mondragón y, según algunos, de vinos.
Incumplimientos
El pasado mes de junio Bolinaga volvía a protagonizar la actualidad a raíz de un informe del Colegio de Médicos de Madrid que concluía que su cáncer podía tratarse en prisión, tal y como había asegurado la forense de la Audiencia Nacional, Carmen Baena. Tras ello el Ministerio del Interior pidió un nuevo informe médico para actualizar el estado de salud del etarra y el Hospital Donostia mantuvo el diagnóstico original que motivó la libertad condicional.
No conformes con esta evaluación, la AVT pidió un nuevo informe que la Fiscalía de la Audiencia Nacional también solicitó con el objetivo de recalcular la esperanza de vida del etarra, que fue concedido por el juez Castro y solicitado a los equipo de forenses de éste órgano judicial. Pese a que Bolinaga rechazó ser reconocido por ellos, el juez de Vigilancia Penitenciaria no aceptó el recurso de la abogada del terrorista, pero a día de hoy todavía está pendiente ese reconocimiento médico.
Que vuelva a la cárcel
Esta misma semana, la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) ha exigido su vuelta a la cárcel para seguir allí con el tratamiento que requiere y poner fin a estos doce meses "de humillación" vividos. Bolinaga salió de prisión hace un año en régimen de libertad condicional por sufrir una enfermedad incurable. Al menos esto fue lo que jueces y políticos dijeron para justificar la excarcelación del etarra.
Para la asociación de víctimas, estos doce meses sólo han servido para comprobar "la humillación diaria que su libertad ha supuesto" para las víctimas y que, además, "nunca ha estado en fase terminal". "Se le ha regalado un año de libertad a este asesino cuando él no mostró la más mínima compasión con sus víctimas", ha denunciado.
Además, la AVT ha repasado alguna de sus actuaciones desde que salió de la cárcel, como el recibimiento al llegar a su localidad, los "paseos" en los que ha tomado "vinos" o su negativa a realizarse un nuevo reconocimiento médico. En este contexto, la AVT recordaba la importancia de la denominada "doctrina Parot", en defensa de la que cree que España debe mantenerse "firme" en espera de lo que decida Estrasburgo "y no permitir que decenas de terroristas queden en libertad de un día para otro sin cumplir lo que en su día dictaminó un tribunal".