Casi todos los periódicos llevan algo sobre Cataluña, y casi todos como tema principal del día. El Mundo, lleva las palabras del presidente de la Generalidad, comparándose, ahí es nada, con el paladín de los derechos civiles en EEUU: "Más se jacta de que superará a Luther King con su cadena".
El editorial le da un repaso al catalán y a su "falta de pudor intelectual". Toma estopa: "Lo que el líder negro defendía eran los derechos individuales y la igualdad de oportunidades. La cadena humana impulsada por Artur Mas (…) considera a las personas no como individuos sino como simples eslabones de su nacionalismo identitario tramposo y excluyente. King combatió la segregación y ello le costó la vida. Más y la Vía Catalana quieren segregarse del resto de España".
En la página opuesta al editorial está la Canela Fina de Luis María Anson, que quiere hacer la guerra de Gila en Siria y, la verdad, no le acaba de quedar muy gracioso. Está claro que entre las muchas virtudes periodísticas del ex de ABC y La Razón no está el humor.
Para El País la forma de llevar a Cataluña a portada es su ataque al presidente del Constitucional. El titular, entrecomillado, es una frase de un discurso de Pérez de los Cobos en 2005: "Los catalanes han sido educados en el desprecio a la cultura española".
Sí, la frase es impecable, pero estudiemos todo el párrafo para ver si el escándalo que impostan los de Prisa tiene algo de razón: "El verdadero problema, y creo saber de lo que hablo, es que como consecuencia de errores del pasado, varias generaciones de catalanes han sido ya educadas en el desprecio, expreso o tácito, hacia la cultura española, y el Estatut es la primera manifestación política de ese desprecio". Pues ya pueden gritar en El País o arrojarse ceniza por la cabeza, pero el razonamiento es tan contundente como cierto, y basta con asomarse un poco, sólo un poco, a la realidad catalana para saber que es cierto. ¿Es eso anticatalán? No, los que son anticatalanes son los que han hecho eso.
Pasamos directamente a la contraportada del periódico de Prisa para encontrarnos con una sorprendente columna de Rosa Montero de espinoso, o mejor dicho velloso, asunto. Ojo a la frase: "En el vestuario de mi gimnasio pude comprobar una realidad flipante: que la gran mayoría de las chicas llevan sus partes (…) completamente depiladas". Lo que según la Montero es "una práctica dolorosa, cara y un tanto rechinante, porque disfraza a las mujeres de niñas prepúberes". Y todo es porque "las nuevas generaciones –entendemos que no se refiere a las del PP- han conocido el sexo a través de los vídeos porno". No, no se rían que la cosa es preocupante, al menos para la Montero.
En ABC la portada es para un llamativo dibujo de un cerdito-hucha sujetado por una mano catalana y cebado por una madrileña. "Cataluña recibe un 7% más que Madrid" es el titular sobre "la verdad que no quiere ver Mas".
Pero lo más sorprendente del día es el tratamiento que hacen los de Vocento de la "pillada" al juez Castro con una abogada de la acusación, de la que ya han discutido en esRadio Eduardo Inda y Bieito Rubido. Se ocupa del asunto Jaime González en su espacio de opinión donde habla de "una imagen" que "no sólo es profundamente antiestética, sino antiética".
Lo peor, no obstante, es el tratamiento en portada, con el "intimó durante más de una hora con el magistrado", como si hubiesen estado en un meublé en lugar de una terraza. No leí en ABC, por ejemplo, el término "intimar" sobre la reunión privada entre Rajoy y Más, y eso que los tíos iban de secretitos.
"Rajoy ratificará por carta a Mas tras la Diada que no permitirá la consulta" es el optimista titular de La Razón, que no nos explica para qué le manda una carta si se lo podía haber dicho el otro día.
Lo mejor del periódico de Planeta, por aquello de las causas perdidas, la operación de salvamento de Ana Botella en forma de un indescriptible doble página bajo el gran titular "entrega, dedicación y coraje". De traca aunque sirva de desagravio a la terrible portada de ABC de este lunes.
En La Gaceta se dejan de tonterías y van al grano, en este caso al burro, animal fetiche del nacionalismo catalán y que les sirve a para ilustrar las palabras del alcalde Trías: "Sólo Barcelona podría competir con Estambul y Tokio", dijo el andoba tras el fracaso olímpico.