El discurso sobre la corrupción y la "implacabilidad" anunciada por la nueva presidenta de la Junta de Andalucía ha tenido escaso eco social y nulo efecto político hasta el punto de que los propios socios de gobierno de Susana Diaz, IU, han puesto en duda que tal promesa pueda ser cumplida por la nueva presidenta de la Junta.
De hecho, el portavoz de IU, José Antonio Castro, en el debate de investidura expresó textualmente su desconfianza de este modo:
"También estamos convencidos de ello, y por eso celebramos que se asuma el discurso de implacabilidad y de radicalidad democrática contra la corrupción, así como la reivindicación de la transparencia en la gestión pública, porque eso contribuye a reconciliar a la ciudadanía con la política. De todas maneras, señora Díaz, me permitirá, después de congratularnos por esta formulación, decirle que, tras la experiencia de la Comisión de Investigación por el caso de los ERE, vamos a preferir los hechos —y a ellos nos remangaremos— que las palabras."
De todos modos, de ser sincera su promesa, Izquierda Unida se comprometió a dar garantía de sostenimiento a la nueva presidenta: "Garantía de Izquierda Unida de honestidad y lucha contra la corrupción —ningún tipo de complacencia con la corrupción", dijo Castro...
De paso, recordó a Díaz su exigencia de cambio de la ley electoral: "Y también pasa la regeneración por una reforma hacia una ley electoral más justa, que garantice que cada persona es un voto. Lo mejor de todas estas medidas es que, además de ser eficaces, de ser necesarias, urgentes, no cuestan dinero, podemos hacerlas cuanto antes".
La posición socialista, fijada por el portavoz y mano derecha de José Antonio Griñán fue la siguiente, a pesar de que la corrupción fue el eje del discurso de Susana Díaz como ha sido destacado en toda la prensa nacional: "el Partido Popular viene a este debate sin proyecto, para ocultar sus miserias. Y ustedes llegan atacando las instituciones andaluzas, y para ocultar que no tienen ningún proyecto para Andalucía llegan hablando de corrupción.
Se han pasado todos estos días hablando de corrupción y no escarmientan, de hecho no tienen otro guion. El Partido Popular creyó que podía alcanzar el Gobierno en Andalucía solo hablando de corrupción, sin construir, sin proponer ningún proyecto para esta tierra y sin atender a los ciudadanos en medio de una crisis feroz, solo tratando de destruir al adversario, al Partido Socialista."
Pero, a continuación, el mismo portavoz del PSOE se contradijo: "Por eso, vamos a tener dos ejes principales: primero, lucha implacable contra la corrupción, esté donde esté, venga de donde venga, afecte a quien afecte. Y lo vamos a hacer porque estamos convencidos, porque somos conscientes de que es nuestra obligación. Y lo vamos a hacer no para aniquilar al adversario, nunca para aniquilar al adversario, lo vamos a hacer porque eso es lo que los ciudadanos esperan de nosotros, y eso es de lo que profundamente nosotros estamos convencidos de que es nuestra responsabilidad. Tendremos tolerancia cero contra cualquier tipo de corrupción venga de donde venga."
El PP negó credibilidad a la nueva presidenta y recordó que sus promesas sobre la corrupción ya habían sido hechas por su antecesor, José Antonio Griñán, que se ha ido "acorralado por la corrupción": "..Andalucía es cierto, necesita regeneración democrática y un modelo de crecimiento. Señora Díaz, lamento decirle que usted no representa ese cambio. Intentó traer aquí una música suave, pero que ya no sonaba esa melodía. Una música parecida a la que tocaban el señor Zapatero y el señor Griñán. Decía Griñán, fíjesen lo que decía el señor Griñán hace un año: "Ética y solvencia son los valores que caracterizan el futuro gobierno de Andalucía. Ética y transparencia para revitalizar la democracia. Ética, para considerar inaceptable".