Un año ha empleado el ya expresidente de Andalucía en preparar a su sucesora. Licenciada en Derecho tras diez largos años de estudio, al parecer Susana Díaz no reunía las condiciones necesarias para ser toda una presidenta, por lo que su mentor se tuvo que emplear en culturizar a la heredera.
Entre otras tareas, le impuso clases de inglés, la mandó a varios viajes a Bruselas para perfeccionar su perfil institucional, le retiró de los navajeos internos partidistas y, por supuesto, la aisló de los casos de corrupción, según informa Carmen Torres en El Mundo. Para sus ratos libres, le recomendó películas, música y lecturas que aumentaran su bagaje cultural.
Sin olvidar las maneras. Susana Díaz ha tenido que mejorar su estilo y aprender a utilizar un lenguaje cultivado, dejando a un lado el gracejo andaluz popular que la caracterizaba.