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El interventor del Alvia: "En ningún momento quise ocultar la conversación"

Según el propio interventor del Alvia, su intención no fue ocultar que llamó al maquinista antes del accidente: "Estaba muy aturdido", dice.

El gallego Antonio Martín Marugán, interventor del Alvia accidentado las semana pasada en Santiago de Compostela, ha dicho a EFE que en ningún momento quiso "ocultar" que unos instantes antes de que ese tren descarrilase en Compostela había telefoneado a su conductor. Martín Marugán también habló este mismo miércoles con el diario El País, a quien habría contado que la llamada se efectuó para facilitar la bajada de una familia en la estación de Pontedeume (La Coruña).

Según ha podido comprobar Libertad Digital, el interventor de ruta o agente de acompañamiento, (popularmente conocido como revisor), tiene asignadas las tareas de comprobación de las puertas, incidencias durante el viaje, etc. El maquinista, su amigo Francisco José Garzón Amo, se presentó este miércoles voluntariamente en el juzgado de instrucción número tres de Santiago para explicar que no estaba hablando por teléfono en el momento en que el convoy se salió de la vía el pasado 24 de julio, sino que había colgado segundos antes.

Martín Marugán, sexagenario y padre de dos hijos, ha justificado en su conversación con Efe la omisión de este dato en su declaración policial: "Estaba muy aturdido. Mi cabeza estaba llena de imágenes terribles. No era trascendental para el accidente. En ningún momento quise ocultar la conversación, y estoy convencido de que Garzón tampoco".

Lo dice porque Garzón Amo no la mencionó al prestar testimonio el pasado domingo ante el juez instructor Luis Aláez. De Garzón cuenta Marugán que han "viajado juntos" muchas veces, que se conocían incluso desde antes de que el primero se convirtiese en maquinista, y que estos días no ha hablado con él directamente pero sabe que "está hundido".

Al ser preguntado Marugán por si la distracción a la que se ha referido el conductor ante el juez para intentar explicar el accidente pudo deberse a esta llamada, al producirse la misma cuando Garzón Amo tendría que haber frenado, Martín Marugán ha manifestado que los maquinistas "no necesitan las dos manos y los dos pies" para pilotar un vehículo de estas características, sino que "puede descolgar" el teléfono y seguir conduciendo, de modo que esa no es la causa.

Del contenido del diálogo, subraya que le preguntó a Garzón únicamente si al llegar a Pontedeume, localidad situada a unos 15 kilómetros del destino final, Ferrol, podía entrar por la vía más próxima a la estación, para facilitar la bajada de una familia que viajaba con hijos.

La respuesta de Garzón fue afirmativa, y entonces el interventor le habría contestado que no se preocupase, que él llamaba a quien correspondía para que lo autorizasen a tomar esa vía y no la otra que existe.

"Solo quería mejorar el servicio de los pasajeros. Hice esto, como siempre, para dar el mejor servicio. Quería saber si el Alvia cabía", razona Martín Marugán desde su domicilio. Este interventor viajaba en el Alvia, en el vagón 3, asiento 2B, acompañado por el vigilante de seguridad, Celso Cástor González Conde, de Prosegur.

Según informa el Tribunal Superior de Justicia de Galicia, Garzón Amo, acompañado de su letrada, ha identificado este miércoles ante el juez instructor del caso, Luis Aláez, al autor de la llamada recibida minutos antes de la tragedia, el interventor que viajaba a bordo, Antonio Martín Marugán.

Fuentes próximas a la investigación han detallado que esta comunicación, que duró dos minutos y de cuya existencia se supo con el desprecinto y volcado de las cajas negras, se efectuó instantes antes del impacto y entre teléfonos corporativos. El de Garzón Amo se extravió tras el siniestro.

El tráfico de llamadas, recibido por la policía y entregado al juez, resultaba crucial para el instructor, Luis Aláez, que ordenó un rastreo al conocer la pérdida del teléfono profesional del conductor.

En base a los datos de las cajas negras, instantes antes del accidente el tren circulaba a 192 kilómetros por hora y tras la activación de un freno por parte del maquinista, el Alvia finalmente impactó contra el muro de hormigón tras pasar la curva de A Grandeira, a 153 kilómetros por hora en un lugar en el que el libro de ruta indica que no se puede ir a más de 80.

El presidente de Renfe, Julio Gómez-Pomar, ha afirmado hoy que los maquinistas solo deben utilizar el teléfono móvil corporativo de manera "excepcional" y para "cuestiones trascendentes", como marca el protocolo de la compañía. Sin embargo, según el manual de Renfe consultado por Libertad Digital, queda claro que el "teléfono portátil" es uno de los "útiles" que deben llevar incorporados los trenes. Además, se desprende de dicho manual que las llamadas al maquinista antes de entrar en una estación suelen ser habituales. Lo que dice el manual es que el conductor podrá prescindir del "teléfono portatil" en caso de que el "radaioteléfono" que lleva incorporada la cabina tenga cobertura y funcione correctamente a lo largo de todo el trayecto.

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