Liderando el sector más crítico, a despecho de los esfuerzos de El País, está El Mundo de Pedro J. Ramírez, que nos ofrece este lunes una nueva entrega de papeles de Bárcenas, ascendidos por cierto a la categoría de "pruebas".
Dedican a la cuestión un larguísimo editorial en el que afirman que "Rajoy y ‘estabilidad’ no son hoy términos compatibles" y hablan del extesorero como "un hombre acorralado en la esquina del ring". De paso le lanzan un recadito a "dos serviciales preguntas con respuestas redactadas de antemano" a los colegas de otros medios.
En El País, a pesar de su papel de segundón en todo, sí entra en la guerra mediática, pero lo hace atacando a Moncloa, que "viola el pacto habitual de las preguntas al presidente". Explican que "se acordó que preguntaran El Mundo y la agencia Efe. Y Rajoy, sin previo aviso, dio la palabra a ABC" que levantó la mano "sin respetar el pacto" previamente sellado entre los periodistas en la rueda de prensa.
El editorial exige una "explicación pendiente" que no es la que se da "al vuelo de una conferencia de prensa con el primer ministro polaco y con una declaración preparada de antemano".
ABC es el más combativo en la batalla mediática, en la que carga contra El Mundo con inhabitual fiereza en un editorial en el que asegura "ABC no cree ni al chantajista ni a su altavoz", un titular que incluso llevan a una portada ocupada completamente por un primer plano de Rajoy.
Los de Vocento hablan del "contumaz acoso mediático contra el PP y el Gobierno de Rajoy", pobres, y dice que uno de los medios que atacan lo hace "por su gusto por el sensacionalismo y su resentimiento contra el actual presidente". Incluso llega a hablar de "Bárcenas y su nuevo cómplice, Ramírez".
En La Razón también le dan la portada a un Rajoy señalando con el dedo en pose e imagen ciertamente obamita, si bien algo más pálida. "Voy a cumplir mi mandato" es la frase del presidente que deciden entrecomillar como gran titular.
El editorial se centra en hacer oposición a la oposición, como si las disputas periodísticas no fuesen con Marhuenda y los suyos, así que aconseja a "Rubalcaba y quienes le secundan" que mediten "si no están dañando la credibilidad ciudadana en las instituciones democráticas". Ya de paso, sacudimos a Bárcenas, nuevo deporte nacional: "Un personaje turbio y desacreditado" que "no puede zarandearla [no se sabe muy bien si a España o a la democracia] a su capricho, por más que se dé pábulo a sus intoxicaciones, se blanqueen sus chantajes y se le otorgue naturaleza política a sus mentiras".
La Gaceta hace una buena metáfora en su portada: un castillo de naipes con las caras de unos cuantos dirigentes populares; una de las cartas yace ya sobre la mesa, es Luis Bárcenas. La estructura no parece muy estable, la verdad.
Y una viñeta que debería hacer reflexionar a los populares: un barco muy parecido al Titanic en la que una voz grita "¡Bárcenas a la vista!" y otra le responde "ni caso, todo recto, ¡no cedemos al chantaje!". Pues en esas estamos, entre icebergs.