El príncipe se suma al optimismo: "España se merece todo lo bueno que está por llegar"
Para el presidente, el AVE contribuye "a fortalecer la cohesión territorial". El príncipe: "España se merece todo lo bueno que estar por llegar".
Inaugurar una gran infraestructura es siempre plato de buen gusto para cualquier gobernante. Más para Mariano Rajoy, acostumbrado desde el inicio de su mandato a dar malas noticias a los españoles. En lo que llevamos de legislatura, el de Madrid-Alicante es el segundo tramo de Alta Velocidad que se pone en marcha, tras la línea que conecta Barcelona con Figueras. "En todas las circunstancias, pero si cabe ahora más que nunca, tenemos que administrar los recursos públicos, es decir, el dinero de los españoles, con el sentido de la responsabilidad que emana del sentido de Estado", quiso enfatizar el jefe del Ejecutivo.
Rajoy y Felipe de Borbón volvieron a compaginarse perfectamente en sus discursos. La suya parece ya una alianza natural; se les ve muy cómodos estando juntos. El príncipe se sumó a los mensajes de optimismo que desde hace días lanza el Gobierno: "La España que siempre llevó en su corazón don Carlos Arniches, alicantino ilustre, es hoy un país que supo subirse al tren del progreso, que está haciendo muchos sacrificios para salir adelante y que merece todo lo bueno que está por llegar", afirmó en el acto de presentación de la nueva línea.
En ocasiones, las palabras del heredero se mezclaron con las pitadas de quienes protestaban a las afueras de la estación. Estallaron algunos petardos y la humareda provocada podía verse desde los asientos reservados para los invitados. Pero don Felipe se ciñó al guión, en ese calculado discurso de esperanza: "No me cabe duda de que nuestro futuro se escribirá en clave de éxito si permanecemos en este empeño colectivo de superación, recuperando la confianza en nosotros mismos y convencidos de poder para lograrlo", proclamó.
Rajoy apunta al corredor mediterráneo
Previamente, tomaba la palabra Rajoy. El presidente, como el heredero, no olvidó el carácter vertebrador del tren de alta velocidad transcurridos 21 años de su nacimiento: "Ha estrechado las distancias físicas entre españoles y nos ha demostrado lo que somos capaces de hacer cuando decidimos progresar en común: materializar ese propósito compartido en una de nuestras grandes fortalezas como país", dijo. Esto es, "ha contribuido a fortalecer la cohesión social y territorial".
El presidente también quiso dejar claro que la de Alicante no será una línea sin viajeros, como algunas que se han tenido que cerrar por ineficientes a pesar de la costosa infraestructura. "Las repercusiones serán inmediatas. Facilitará la movilidad turística", pronosticó. Según el departamento que dirige Ana Pastor, la nueva relación permite reducir el tiempo de viaje entre ambas ciudades en dos horas y veinte minutos, ofreciéndose nueve trenes diarios por sentido. Consiguiendo descuentos, el trayecto podría costar al viajero menos de 20 euros -el precio en turista es de 64 euros-. Además, Rajoy apuntó al corredor mediterráneo: "Una infraestructura clave para el transporte de mercancías y viajeros y, por tanto, determinante para la competitividad de nuestra economía".
No en vano, recalcó Rajoy, "la perseverancia y la voluntad compartida de superación le han despejado el camino y hoy son millones de personas las que se van a beneficiar de haber persistido en una obra común de tanta importancia". Y enfatizó: "Que las dificultades no nos hagan olvidar que somos un país a las alturas de sus obras".
La foto con Sonia Castedo
En su trayecto inaugura, el AVE hizo dos paradas. En Albacete, donde se subió María Dolores de Cospedal. Y en Villena, donde esperaba Alberto Fabra, que exigió que el AVE llegue a Castellón en 2015. Desde Madrid salieron el príncipe y Rajoy junto a los ministros de Fomento y Exteriores -José Manuel García Margallo es diputado por la región valenciana-. Todos se vieron en el vagón número uno, si bien, pocos quisieron desvelar de qué hablaron: "El clima ha sido excelente, muy bien", resumieron algunos presentes.
En la instantánea faltaba alguien más: Sonia Castedo, imputada por varios casos de corrupción, esperaba a la comitiva ya en Alicante. La relación de la regidora con Moncloa y Génova está prácticamente rota. No extraña que apenas se cruzara la mirada con Cospedal. Los asesores consultados no escondían que la foto no les gustaba, aunque acabó produciéndose. La que mayor alboroto generó fue ya a la despedida, cuando la alcaldesa esperó pacientemente -en ocasiones entre empujones- para lograr el beso del presidente.
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