Ubicado a unos 40 kilómetros de la capital provincial y en plena Alcarria conquense se ubica el pequeño municipio de Villas de la Ventosa, con sus 358 habitantes –según el portal de Turismo de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha-, su Iglesia parroquial de la Asunción, su fortaleza de Castel-Caído y sus multas de hasta 3.000 euros, dependiendo de "la gravedad de la perturbación", por insultar, burlarse de alguien o dar portazos.
Según la alcaldesa, Mari Carmen Salmerón, la génesis de esta medida radica en una "trifulca entre dos vecinos del pueblo que tenía difícil solución". Así, el Boletín Oficial de la Provincia de Cuenca del pasado lunes 20 de mayo recogía la aprobación de la "ordenanza de convivencia ciudadana", con la que se pretende "preservar el espacio público como un lugar de convivencia y civismo".
El Ayuntamiento multará con una cuantía de 300 a 3.000 euros, "según la gravedad de los hechos", las "actitudes, individuales o colectivas que atenten contra la dignidad de las personas de palabra o hechos, con insultos, burlas, molestias intencionadas, agresiones, coacción moral, física o de otra clase", así como "ruidos innecesarios como portazos, bailes, cantos, música alta, etc (...) y ruidos molestos aunque estén por debajo de niveles establecidos".
Vecinos de Villas de la Ventosa, olvídense también de celebrar barbacoas al aire libre "salvo casos excepcionales como fiestas populares y con la previa autorización del Ayuntamiento". Además, la ordenanza señala que el volumen de la voz humana o de actividades debe mantenerse "en los usos normales de convivencia" y "las personas con animales de compañía deberán adoptar medidas para evitar molestias que alteren la tranquilidad del vecindario".
Aplicación
La ordenanza se aplicará a todo el término municipal de Villas de la Ventosa y en todos sus espacios públicos: calles, aceras, paseos o parques. Las infracciones se calificarán en "graves y leves, atendiendo a la gravedad de la tranquilidad y el pacífico ejercicio de los derechos", y serán aplicadas "en caso de quejas de vecinos que sean probadas".
La alcaldesa Salmerón declaró en Europa Press que la intención no es la de "sancionar sin más", sino la de castigar a aquellos que perturben el descanso de los demás en horas intempestivas, "como la de la siesta", pero, especialmente, "de dos a ocho de la madrugada".