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Victoria Prego revela las confidencias que Aznar le hizo en privado

Día de resaca tras el terremoto Aznar, hoy sí, protagonista absoluto de todas las portadas. El Mundo se queda solo defendiéndolo.

Titula El Mundo con Rajoy, que ayer sacó su faceta más autista. "Rajoy a Aznar: ‘Voy a mantener el ritmo y el rumbo de mi política’", que te enteres, y si no te gusta no haberme ungido sucesor. Dicho esto, impuso al gobierno "la consigna del silencio", aunque Montoro, muy escocido, se la saltó. "Montoro desdeña la idea de bajar ya los impuestos por ser fruto de la ‘añoranza’". Pedro J. sigue en el séptimo cielo. Dice que la que se montó ayer demuestra que Aznar mantiene "tirón popular" y que existe una "sensación generalizada de orfandad que lleva a los ciudadanos a volver la mirada en busca de liderazgo político". Avisa al PP de que "se equivocan" en eso de silbar y mirar al cielo "como si nada hubiera ocurrido", a Rajoy de que su "excesiva cautela" es un “error”. Y a Montoro que no se pase de listo, que no se trata de “nostalgia” de algo que pasó hace tres lustros. “Solo hay que remontarse año y medio para recordar con tristeza lo que decía el programa electoral del PP”.

Victoria Prego cuenta los entresijos de la entrevista, que para eso estuvo allí. Dice que ya desde que entró se le vio "decidido, muy decidido" a darle la noche a Rajoy. Dice que las últimas informaciones de El País sobre la boda de su hija y el tema de los sobresueldos le hicieron pensar que "Aznar podía verse obligado a defenderse y le debilitaría", peor que para nada. "Error craso", explica. Ni se "amilanó, ni dio un paso atrás. Estaba crecido, indignado". Continúa contando Victoria Prego que llegó "tranquilo, educado, sonriente, cordial y disciplinado", pero pronto empezó a soltar "fuego a discreción". Y lo hizo como sin inmutarse. “Impávido, pero con expresión muy severa, controlaba todo lo que decía”. “No hubo ni café, ni una copa de vino ni nada de nada”, pero no porque Lomana sea una tacaña, sino porque Aznar, siempre tan sieso, “no ofreció esa opción”. Y al final, las confidencias al oído. “’Esto le va a sentar como un tiro a Rajoy’, le dije en un aparte y en voz baja. Él esbozó una media sonrisa, como de inevitabilidad, como de qué le vamos a hacer (…) ‘El partido tiene una mayoría absoluta que le ha sido entregada por los españoles para que haga lo que tiene que hacer’. Una mayoría, apunté yo, que seguramente no se repetirá en las próximas elecciones. 'Por eso mismo', me dijo. '¿Es decir, que ahora o nunca?', sugerí yo. ‘Eso es’. Punto”. Humm, qué misterioso, este Aznar.

Raúl del Pozo, sin embargo, tiene otra impresión. Cree que la intención de Aznar no tiene nada que ver con algo tan elevado como salvar España y al partido. Que el mensaje que quería transmitir al PP es: "Como no dejéis de tocarme los huevos con los papeles, os echo a todos de aquí". Y le hace de abogado defensor a Prisa. "No se puede amenazar a la prensa y tratarla con gestos y frases de rey de taberna". Eso solo lo puede hacer la prensa con los demás.

El País lanza la caballería contra su enemigo número uno. "El Gobierno y el PP dan la espalda a Aznar por su ‘deslealtad’", "El PP da un rotundo portazo a Aznar", "Lo que escuece al expresidente", o "El PP pagó la casa de Aznar hasta que llegó a La Moncloa" son algunos de los titulares que le dedica. Carlos É. Cué firma una crónica llena de calificativos que pone en boca del PP, sin citar nombres. Aznar fue "desleal, irresponsable" con "una motivación oscura" y "rencoroso". Pero que se olvide. "Ya no tiene peso en el PP para montar ninguna revolución interna". El País respira con alivio. "Nadie cree que quiera realmente volver". Qué susto ¿eh? "Sabe que volver para él es prácticamente imposible, que el PP es un partido absolutamente presidencial y de disciplina férrea (...) en el PP manda solo uno". A Josep Ramoneda le pone de los nervios. "Aznar irrumpió con el estilo caudillista que le caracteriza, colocándose en una insultante posición de superioridad moral", le dijo la sartén al cazo. "Es un personaje engreído que parece creer que este país le debe alguna cosa". Jorge M. Reverte, que ocupa el sitio de Maruja Torres en la contraportada del periódico, cierra el monográfico. "Aznar se ha convertido en un presidente de comunidad de vecinos enfadado. Un peligro". Mal empiezas, Jorge, ese ataque a los sufridos presidentes de las comunidades de vecinos está totalmente injustificada.

La Razón, anfitriona de la pasada de Aznar, se apresura a dejar claro de qué lado está. "Rajoy mantiene el rumbo. El PP cierra filas con su líder y ve inoportunas las críticas del expresidente". Marhuenda, tras unas cuantas tilas, recupera el ritmo normal de las pulsaciones. En el PP hay "opiniones personales", Aznar expresó "su parecer" sobre cómo lo estaba haciendo Rajoy, pero "nada que justifique el revuelo" que se ha montado. Además, "pueden existir diferentes interpretaciones sobre los ‘tempos’", pero "no entre los principios y objetivos del PP". Así que insta a Aznar y a Rajoy a darse un besito de buenos hermanos y “retomar los encuentros personales”. Y dejad de darme estos disgustos, leches. Sobre las intenciones de Aznar, sugiere el periódico de Planeta que “Aznar muestra su malestar por el caso Bárcenas y el juicio a su gobierno”. Dice que esa es “una de las razones que explican su decisión de dar un paso adelante. La falta de contundencia por parte de Génova a la hora de defender la honorabilidad” de su gobierno y apoyarle frente a “medios de comunicación que el propio gobierno ha reflotado”.

ABC, hoy sí, abre con Aznar, con similar intención a La Razón. Eso sí, con la tranquilidad de no haber intervenido en la entrevista. Uff, y seguro que al principio les sentó hasta mal que no les llamaran. "El PP cierra filas con el presidente. Dirigentes populares creen que el regreso de Aznar es imposible". Bieito Rubido se explaya en un largo editorial para explicar que Aznar y Rajoy son "dos políticas, dos momentos". Empieza recordándole a Aznar que tendrá mucha "autoridad moral", vale, pero que "dejó voluntariamente la política hace nueve años". Nos recrimina que a Rajoy le tratamos fatal e "infravaloramos la magnitud del reto que ha tenido que afrontar". Porque mira que Rajoy ha dicho un montón de veces que "su filosofía económica es liberal" pero que “una situación de emergencia nacional le obligó a posponer sus compromisos electorales en materia fiscal” y no nos creemos nada. No dice nada Rubido por qué también ha incumplido su programa sobre adelgazamiento de las administraciones, ni sobre justicia. Eso sí, con más razón que un santo deja claro que “al fin y al cabo fue el expresidente quien designó sucesor al actual presidente del gobierno”. Así que ahora, menos quejitas.

La Gaceta está cabreada con Aznar y lo demuestra con un titular calcado al de El País. "El PP da la espalda a Aznar". En el editorial le echa un broncazo de campeonato. Su retorno "solo ha gustado a los adversarios del Gobierno de Rajoy", "con razón en Génova están que trinan", dicen poniéndose del lado de Rajoy sin que sirva de precedente. "Aznar tiene todo el derecho del mundo a expresar su opinión, faltaría más. Y también puede leer la cartilla a Rajoy" pero "no es muy sensato elegir a un hombre como sucesor, saltándose cualquier hábito democrático, y después protestar porque el heredero no ha satisfecho sus expectativas. Si Aznar piensa que elegir a Rajoy fue un error, es muy libre de decirlo. Pero, en ese caso, el error es suyo. Y no se enmendará sustituyendo al heredero por el viejo príncipe". ¿Era necesario lo de viejo?

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