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Publican los discursos de Prim y dejan fuera el más importante

Sorprende la publicación por los textos prácticamente ilegibles y la exclusión de uno de los discursos de Prim más importantes.

El Congreso de los Diputados ha publicado con el dinero de todos una antología de los discursos de Prim que ha sido expurgada, en una colección de Biografías de Parlamentarios que resulta ilegible, y que hurta el verdadero conocimiento de la figura del estadista catalán de cara a la celebración de su bicentenario.

La sociedad Bicentenario de Prim 2014, a través de su presidente, el secretario general de los vinateros españoles, Pau Roca, y la secretaria general, la licenciada en historia, María José Rubio, le encargó la selección de los discursos del general asesinado al profesor de la complutense Emilio de Diego , del que ya hemos publicado que aunque permite ser presentado como especialista en Prim, en realidad tiene un libro sobre él con un imperdonable error de base. Error que vuelve a reproducir ahora en este libro del Congreso, nueve años después (2003-2012), en la página 208, error no corregido que prueba que no es una confusión.

También vuelve a sorprender el general del Yak-42, Luis Alejandre, al que la Bicentenario lleva a todas partes: en la obra del Congreso, este militar escribe en la página 57: "Especialmente duras fueron sus intervenciones (las de Prim) cruzadas con el diputado por Sevilla Paúl y Angulo, una de ellas la misma tarde de su atentado de la calle del Turco", lo que es rigurosamente falso, como el ataúd de cinc. Más adelante dice en la página 58 que llevaba "pelliza", en vez de levitón, error que hubiera visto con sus ojos si se hubiera acercado al Museo del Ejército de Toledo.

A la sociedad Bicentenario 2014, respaldada por el Ayuntamiento de Reus (CiU y PP), pertenecen el general Luis Alejandre Sintes, JEME del "Yak 42", el ministro socialista que lo cesó por enterrar a los soldados sin identificar, José Bono, y el exministro de Justicia, José María Michavila. Ni Michavila ni el general son expertos en Prim y hablan de él con enorme cantidad de errores e inexactitudes como hemos demostrado.

Libertad Digital ya ha subrayado en los artículos que han publicado en El Mundo lo poco que saben de Prim el general Alejandre y el exministro Michavila, así como el error catastrófico y repetido del profesor de la Complutense De Diego. No obstante el Ayuntamiento de Reus, con su alcalde Carles Pellicer a la cabeza, insiste en respaldar a estos personajes que pretenden celebrar el Any Prim con escaso bagaje cultural.

En un principio, con la colaboración del Congreso, la Bicentenario comunicó que iba a publicar los discursos parlamentarios de Prim, lo que puede entenderse que todos, pero finalmente ha impreso una selección sin rigor, que no sirve para nada, dado que son recogidos uno detrás de otro, en letra muy pequeña e ilegible, sin un comentario adjunto que los sitúe en el contexto en el que fueron pronunciados, y por lo tanto, de forma incomprensible.

Resulta sorprendente que el Congreso de los Diputados, presidido por Jesús Posada, publique una obra de tan escaso valor, que no es en modo alguno una biografía, en una colección de Biografías de Parlamentarios, lo que evidencia claramente que este libro se ha publicado por la influencia de alguno de los personajes citados.

El libro de los discursos constituye, pues, un tocho ilegible de 770 páginas, ofrece de Prim una imagen distorsionada, tal vez porque la verdadera figura del general no conviene que sea conocida. La obra, de forma incomprensible, destaca en portada el nombre de María José Rubio como coordinadora, y no así el del seleccionador.

El discurso de mayor mordiente que han dejado fuera el seleccionador y la coordinadora de la obra, entre otros, es el dedicado por Prim a levantar el estado de sitio de Cataluña que es el que adquiere mayor importancia en la actualidad. No obstante el seleccionador, consciente de la atrocidad, recoge algunas frases sueltas en la página 233, como para quitarle importancia a haber hurtado los párrafos del texto que le dan sentido. Pronunciado de forma vibrante, en 1851, por el gran estadista catalán, proyecta una imagen contraria a los actuales intereses soberanistas. El modo de recordar a Prim con su pensamiento mutilado es claramente escandaloso. Libertad Digital les ofrece el discurso sin censura:

EL DISCURSO PERDIDO

Ministros de España: ¿los catalanes son o no son españoles?

Y contrayéndome a la misma Cataluña, ¿no es aquel país laborioso, trabajador, inteligente y honrado? No lo podéis negar. Pues entonces, ¿por qué lo mandáis como a un país de salvajes o de vagabundos? [...] ¿Qué necesidad de ese estado de sitio permanente en Cataluña, pues hace ocho años, señores, que está allí rigiendo este sistema con muy pocas excepciones? ¿Qué necesidad hay de ese estado de permanente de sitio? [...] Ya han oído los señores diputados el gran número de catalanes que han sido fusilados sin sentencia legal, sin formación de causa. Pues son también muchos los que juzgados por la misma legislación han sido deportados, unos a Filipinas, otros a la Islas Canarias, otros a provincias del interior [...]

¿Han podido creer S.S. que los catalanes tienen la condición del perro que lame la mano que le castiga? Si tal han creído, se equivocan; la condición de los catalanes es la del tigre que despedaza al que le maltrata. ¿Hasta cuando hemos de morder el freno?, decían unos. ¿Hasta cuando hemos de ser tratados como esclavos? ¿Somos o no somos españoles?, decían todos. Ministros de España: ¿los catalanes son o no son españoles? ¿Son nuestros colonos o son nuestros esclavos? Si no los queréis como españoles, levantad de allá vuestros reales, dejadlos, que para nada os necesitan; pero si siendo españoles los queréis esclavos, si queréis continuar la política de Felipe V, de ominosa memoria, sea en buena hora, y sea por completo; amarradles a la mesa el cuchillo, como lo hizo aquel rey; encerradlos en un círculo de bronce; y si esto no basta sea Cataluña talada y destruida y sembrada de sal como la ciudad maldita; porque así, y sólo así, doblaréis nuestra cerviz, porque así y sólo así venceréis nuestra altivez; así, y solamente así, domaréis nuestra fiereza.

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