Mientras las acusaciones en sede judicial, los correos, las filtraciones y los correos electrónicos en torno a Urdangarín continúan, Zarzuela permanece en silencio. Estrategia que, según El Mundo, responde a una máxima muy clara: no dejar que sea Diego Torres quien marque el ritmo. Y es que, de momento, a pesar del desgaste y descrédito que le está provocando a la Casa Real, no ha conseguido su principal cometido: que el fiscal llame a declarar a la infanta Cristina.
Como recuerda el diario, este caso es un "revival" de los años 90 para la Casa del Rey, cuando afrontó la denuncia de robo en la casa de Bárbara Rey, quien se lo atribuía al fallecido Manuel Prado y Colón de Carvajal, mano derecha del Rey y persona encargada de sus asuntos económicos. En Las alcantarillas del poder: las 100 operaciones de los servicios españoles que marcaron sus 35 años de vida, de Fernando Rueda, se cuenta que la operación fue obra del Cesid (ahora CNI) para proteger al Rey. Estos años fueron turbulentos, con episodios de chantaje al monarca por parte de Mario Conde y Javier de la Rosa.
De momento, el único gesto de defensa de Zarzuela a Urdangarín –expulsado de la web y de las actividades de la Casa del Rey- fue cuando, este fin de semana, el abogado del Rey, José Manuel Romero, conde de Fontao, volvió a emitir el mismo comunicado de hace dos semanas.
Precisamente, el nombre de Fontao apareció en otro de los correos electrónicos entregados al juez este mismo fin de semana. En el comunicado, reitera que él fue el encargado de aconsejar a Urdangarín, a partir de verno de 2005, para que se apartara de las operaciones del instituto Noos.
Pero la versión de Torres difiere. Según él, Fontao sólo le dijo a Urdangarín que "guardara las apariencias" pero que continuara haciendo negocios con una entidad teóricamente sin ánimo de lucro.