Era el primer punto del orden del día. Iniciativa popular sobre los toros que han entendido, desde el grupo de CIU, como una "invasión de competencias del Estado en Cataluña" habida cuenta de que el Parlament ya prohibió los toros en esa comunidad. Por ello, su portavoz Motserrat Surroca lo tachó de "debate superado" y lamentó que "las cuestiones de Cataluña son las que más pican y por eso estamos aquí".
La respuesta del PP, por parte de José Manuel Albendea, se centró en defender que "yo no he hablado en mi intervención absolutamente nada de Cataluña", les dijo a los diputados de CIU; y concretamente a la portavoz Surroca: "Me ha decepcionado usted señora Surroca porque después de sentarse conmigo en la Maestranza el año pasado pensé que la habría convencido pero ya veo que no... La verdad que fue mala corrida".
El más sobresaliente en las críticas fue, como acostumbra, el portavoz de ERC, Alfred Bosch, que no dudó en calificar de "día triste" éste en el que "el PP pretende torear a Cataluña". Añadió Bosch que, en ningún, solemnizó "Never, ever, we will accept bullfighting in Catalonia". Y añadió: "Nos dan un motivo más para irnos y buscar nuestro propio país donde personas y animales podamos vivir tranquilos".
El portavoz republicano calificó de "fiesta sádica" a la fiesta nacional "en la cual se atraviesa a una animal con una espada provocándole un intenso dolor, matándolo por derrame de sangre en los pulmones, sofocándole hasta causarle un paro cardíaco. ¿Que no duele? ¿que no duele? ¿Quieren probarlo? ¿Algún voluntario? ¿Lo quieren probar ¡Claro que duele! Provoca un dolor atroz", dijo a los parlamentarios del Partido Popular.