Horas después de que la Asociación Unificada de la Guardia Civil (AUGC) y el Sindicato Unificado de Policía (SUP) hiciesen pública su propuesta para unificar ambos cuerpos han surgido las primeras voces críticas con la iniciativa, algo con lo que ya contaban, pues reconocieron que la misma tiene "mala acogida" entre los partidos mayoritarios, los otros sindicatos policiales y las otras asociaciones de guardias civiles.
La Unión de Oficiales de la Guardia Civil (UO) asegura que "crear un único cuerpo policial a nivel estatal, además civil, que aglutine cerca de 150.000 efectivos, supone un grave riesgo para la democracia" y consideran que el actual modelo de dos cuerpos "genera competencia, lo que promueve la eficacia", y "es una garantía ante las corruptelas y ante las pretensiones que pudiera tener el Gobierno de turno de usar a ese único cuerpo policial, además civil, con fines políticos".
Conscientes de que en la actualidad hay "graves deficiencias", como son la "falta de coordinación", la "duplicidad de competencias" y la "duplicidad de servicios", afirman que esto no es sólo achacable al funcionamiento de estos cuerpos, sino también al "obsoleto modelo judicial y la anticuada legislación procesal, sin olvidarnos del Ministerio Fiscal".
UO censura que lleguen a confluir en un mismo territorio dos cuerpos estatales, un cuerpo autonómico y una policía local que actúen "en la mayoría de los casos sin coordinación y simultaneando competencias" y apuesta por retocar el modelo "evitando duplicidades, compartiendo medios o compartiendo instalaciones", pero mantiene que ése único cuerpo fusionado sería "un auténtico peligro para la democracia".
La Asociación Pro Guardia Civil (APROGC) pone en duda que la fusión de Guardia Civil y el Cuerpo Nacional de Policía suponga un ahorro de 3.000 millones de euros anuales, "nada más ni nada menos, la mitad del presupuesto previsto de ambos cuerpos para este año (5.688 millones de euros)" y considera que esa cifra parece, "además de utópico, una propuesta demagógica, propio más de promesas imposibles de materializar posteriormente, que algo real".
Se muestra "rotundamente en contra de esta posibilidad", que "acabaría de un plumazo con los 168 años de historia" del Instituto Armado, y considera que "el actual modelo es una garantía de buen funcionamiento y óptimo servicio al ciudadano, acreditado a lo largo de muchos años". "Idéntico sistema al que funciona también con éxito en países de nuestro entorno", añade.
En esta línea, considera que "un solo cuerpo policial no garantiza mejor servicio al ciudadano, no solucionaría la grave carencia de efectivos (menos agentes para los mismos servicios), supondría un elevado coste económico a corto y medio plazo, y la integración entre efectivos sería traumática y casi imposible".