Wert, la Constitución y Díaz Ferranz ocupan las portadas de este jueves festivo en toda España (excepto en Guipúzcoa, al menos según la batasuna Diputación), con cierta división de opiniones sobre si el texto constitucional: entre los que lo ven moribundo y los que no se acaban de enterar de que ha muerto.
En El Mundo, por ejemplo, la portada es para el ministro de Educación o, mejor dicho, para la opinión que los socialistas tiene de su intento de reforma: "El PSOE tilda la ley Wert de ‘atentado contra Cataluña’".
El editorial es de los que pide cambios en la Constitución, para la que reclama "una buena reforma" ya que se ha visto "sobrepasada por la evolución del país y las circunstancias políticas". Nos colocan los de Unidad Editorial "atrapados" entre un Rajoy inmovilista y el modelo federal de Rubalcaba, pero "es necesario salir de esa dinámica y abordar esa reforma si queremos que España vuelva a ser un ejemplo para el mundo".
A los de El País, por el contrario, lo que le preocupa de la reforma de Wert, tanto como para hacer de ello su principal noticia, es que "otorga grandes mejoras a los colegios concertados". ¡Mira que favorecer la educación que prefieren los padres y nos sale más barata! Eso os ‘farcimmo’ o se le parece.
No editorializan los de Prisa sobre la Constitución, pero en su sección de opinión encontramos la carta que Soraya Rodríguez manda para quejarse de un artículo de Almudena Grandes. La cosa nos sirve para constatar dos cosas: que parece que han pasado los tiempos aquellos en los que una mandamás socialista escribía una carta al director y el texto acababa de editorial; y que los problemas de expresión de la socialista no se circunscriben a lo oral sino que tampoco va muy sobrada en lo escrito.
La que si va sobrada es Maruja Torres, que se desmelena en su espacio de contraportada. Yo, la verdad, es que estos apocalípticos de la izquierda no sé muy bien en qué realidad viven, porque hablar del la "España del crucifijo y la pandereta (...) mitad catequista, mitad verdugo, sazonada por el credo neoliberal" me parece, como lo diría, cosa más propia de Iker Jiménez.
ABC le dedica su portada a Gao Ping, al que la embajada de su país de origen puso en contacto con un banco de Andorra. La verdad es que no nos parece tan sorprendente que los diplomáticos de ese régimen, todo respeto por la ética y los derechos humanos, faciliten los ‘negocios’ del superdefraudador.
El editorial se dedica a la cosa educativa: "Wert tiene razón" titula, sin aclarar cuándo, si antes o después de la poda. Habla, y en eso sí tiene razón, del "sectarismo más rancio de la izquierda y del nacionalismo" que "no se cuestionan la calidad del modelo de educación en España". Es más, diría yo, no es que no se lo cuestionen, es que presumen de sus logros en el campo.
En las páginas de opinión brilla un artículo de Isabel San Sebastián sobre "el triunfo de la coacción" que ejemplifica en dos cosas: la "claudicación en toda regla" de Wert y lo que está ocurriendo en Telemadrid –cadena en la que trabaja San Sebastián- y ya comentábamos en Libertad Digital. "Métodos calcados de la ‘kaleborroka’" dice San Sebastián de lo de los sindicatos, y ella sabe de qué está hablando.
Para La Razón la Carta Magna está lozana y campante como una rosa a primeros de mayo: la sacan a portada y nos la proponen de bálsamo de Fierabrás: "Frente a los desafíos Constitución".
En la misma línea va el editorial, que admite que "la mayoría de los españoles no conoce a fondo el texto constitucional" -¿¿¿a fondo???- pero estima que "el origen de nuestros problemas" no está "en la redacción de su articulado" sino que, "en todo caso, serían defectos de quienes están llamados a guardarla". En la línea optimista, vamos.
En La Gaceta son más moderados respecto de la cosa constitucional, pero a pesar de ello sacan algo positivo: "A pesar de todo, España merece la pena" podemos leer en portada.
En el editorial, eso sí, son bastante más críticos que los colegas de La Razón: "La Constitución, ese zombi" titulan con contundencia y hablan sobre todo de "la falsificación del Título VIII", que "desde el primer día los nacionalistas han venido usando (y en ellos siguen) como palanca para la disgregación y la ruptura".
Reclaman los de Intereconomía que se corrija esa "deriva suicida", si bien no se hacen muchas ilusiones al respecto: "Es difícil, arriesgado y trabajoso. Hacen falta políticos con fuste de estadistas; no cabe esperar gran cosa si sólo contamos con probos contables y eficaces recaudadores".
¡Pues anda, que si ni tan siquiera son probos o eficaces!