Algunos países de América Latina respondieron a la mano tendida que durante toda la cumbre han escenificando las autoridades españolas -así se desprendió de los discursos tanto del Rey como del presidente- poniendo en duda el proyecto económico del país anfitrión e, incluso, dar lecciones al respecto. Así, mientras Mariano Rajoy llamaba a invertir en España y sólo ponía como advertencia que se respete la misma seguridad jurídica que encontrarían en nuestro país, Nicaragua, Ecuador, Bolivia, El Salvador, Venezuela e, incluso, Cuba daban su particular tirón de orejas al Ejecutivo, llegando incluso a ofrecer sus recetas económicas para salir de la crisis.
La escena se repitió en el transcurso del plenario, ante la atenta mirada de cientos de periodistas de ambos lados del Atlántico. Contra el "neoliberalismo" se posicionó el ecuatoriano Rafael Correra, que dijo que "sus recetas" no sirven para salir del agujero. Muy populista -sus palabras incomodaron, en mucho, a la delegación española pese a ser las esperadas-, llegó incluso a pedir formalmente un "trato adecuado para los inmigrantes en Europa" porque, dijo, existe una "criminalización" de este colectivo.
En términos muy parecidos se pronunció Evo Morales (Bolivia), que se marchó apresuradamente de la cumbre, a lo que sumar la cancelación de un despacho que tenía previsto con Rajoy el viernes. Morales llamó al auditorio a iniciar unas nuevas relaciones con Europa frente al "sometimiento y saqueo" sufridos, a su juicio, hasta la fecha.
Para Mauricio Funes, jefe del Ejecutivo de El Salvador, el ejemplo de cómo salir de la crisis no está en Estados Unidos o en la Unión Europea, sino en América Latina. "Las crisis nacen de la especulación irresponsable y de políticas erróneas, que luego se pretenden superar con políticas erróneas que las agravan", espetó. El representante de Nicaragua, que no era ni tan siquiera el presidente sino su ministro de Exteriores, Samuel Santos, se puso como ejemplo de "la lucha frontal por el desarrollo con equidad y justicia social".
Venezuela únicamente envió como representante a Temir Porras, vicecanciller para Europa. La clave de su discurso no fue otra que ponerse como ejemplo de democracia: "Hemos transitado la verdadera revolución política, que ha visto por primera vez florecer un verdadero pluralismo político regional y nacer en Venezuela una vigorosa democracia participativa".
El enviado de la dictadura cubana, el canciller Bruno Rodríguez, puso la guinda: "El estado de bienestar del que se enorgullecía Europa parece en peligro de extinción y la supervivencia del euro, que fue motivo de esperanza, está amenazada", afirmó a modo de resumen. Según su visión, "en medio de los embates de una crisis global, cuya solución no se vislumbra, las políticas que se aplican en Europa no parecen dar resultados ni lidiar con las causas de los problemas".
Rajoy evita polemizar con Rousseff
El presidente del Gobierno, que pronunció su discurso minutos antes, se sumó a la petición de don Juan Carlos de que las empresas americanas utilicen España como puente para desembarcar en la Unión Europa: "Os esperamos con los brazos abiertos". "La inversión es crecimiento y empleo, la seguridad jurídica es su nutriente, y el crecimiento de renta su futuro", expuso Rajoy.
En la rueda de prensa de clausura, le preguntaron por otra de las naciones que mostraron sus reservas sobre las políticas de austeridad: "La confianza de la economía de un país no se construye solamente con sacrificios de los ciudadanos", dijo Dilma Rousseff, presidenta de Brasil, con quien se verá en la Moncloa este mismo lunes. Rajoy no quiso polemizar, más aún cuando siempre ha defendido que a las políticas de ajuste le deben de acompañar otras de crecimiento.