La acusación particular en el caso de la muerte de los niños Ruth y José, que representa su madre, Ruth Ortiz, ha solicitado al Juzgado de Instrucción número 4 de Córdoba, encargado del caso, que cuando reciba los restos óseos solicitados al Instituto Nacional de Toxicología, tal y como el juez le ha pedido al citado centro, les permita a la familia darle sepultura.
En el escrito remitido al juez, con fecha del pasado 6 de noviembre y al que ha tenido acceso Europa Press, argumenta que al haber finalizado ya todas las pruebas sobre los restos "no existe ningún obstáculo para que la familia materna pueda dar sepultura a los mismos", ya que, además, según destaca, ha quedado "completamente acreditado" con todas las pruebas periciales que se trata de restos de dos menores de dos y seis años de edad.
Tras reconocer que "únicamente falta ponerles el nombre", señala que "es imposible imaginar" porque, además, no existe ninguna otra denuncia de desaparición de niños de tales edades en la fecha de los hechos, que los restos no correspondan a los hijos de Ruth Ortiz, algo que, según subraya también, "únicamente" niega el imputado "en el ejercicio legítimo de su derecho a no confesarse culpable".
En esta línea, considera la abogada de la familia materna de los pequeños, Reposo Carrero, que esto "no debe conducir al juzgador a seguir manteniendo el dolor de una familia por una treta únicamente jurídica si bien contraria a los principios generales del derecho y al interés de la Justicia, y por supuesto moralmente reprochable".
La abogada pide que se tenga en cuenta que por todas las pruebas que les han realizado "se hallan muy deteriorados, y nada podrían aportar como pruebas de convicción a un jurado que no tiene por qué entender de restos óseos". "Ninguno de los profesionales que hemos asistido a esta terrible realidad en ningún momento nos dimos cuenta, antes de que el profesor Etxeberría emitiera su informe, que los restos eran humanos y no de animales como inicialmente dictaminó la técnico de la Policía científica, con lo cual nada podrán aportar como prueba de convicción".
Asimismo, se refiere a una posible exhibición de los mismos y destaca que "se opondría en un ejercicio legítimo de preservar la intimidad tan violada ya en estos momentos de los mismos", al tiempo que arguye que los restos fueron fotografiados desde su descubrimiento en la hoguera "en infinidad de ocasiones".
Así, considera que concluir que la identificación de esos restos no es posible al día de la fecha con la contundencia "ya unánime" de todos los peritos que han depuesto en las actuaciones es "un argumento baladí, pero que daña mucho" a quien "no merece por un día más sostener esta situación de espera, primero para conocer el destino de sus hijos, después para asistir a cómo iban de un laboratorio a otro, para finalmente saber que se encuentran depositados en la estantería del juzgado". "Merecen que descansen en paz", asevera.