Así se organizan los aviones apagafuegos del Ejército del Aire
Dependen operativamente de la UME. Tienen a su disposición hasta 17 aviones. El grupo cuenta con 170 efectivos.
Representan la vanguardia en la lucha contra el fuego. Participan en los incendios más devastadores de nuestra geografía y tardan menos de una hora en ponerse en marcha con destino al punto caliente donde son requeridos. Se trata del Grupo 43 del Ejército del Aire, destinado a combatir una de las lacras veraniegas más importante de nuestro país.
Su base principal se encuentra en la base aérea de Torrejón de Ardoz, en Madrid, donde utilizan el otoño, el invierno y buena parte de la primavera para adiestrarse, formar nuevo personal y pasar horas y horas de simulador practicando para los momentos donde tienen que dar el callo entre las llamas más terribles.
El grupo cuenta con 170 efectivos, de los que 48 son pilotos, 24 mecánicos de vuelo y el resto mecánicos de tierra y tropas. Disponen de 17 aeronaves, de las que 14 son los antiguos Canadair CL-215 y tres nuevos Bombardier CL-415. De ellas, un mínimo de 12 deben estar operativas durante el verano –este año llegaron a estar 14–, mientras el resto están en tierra en labores de mantenimiento.
Del 1 de junio al 30 de septiembre, coincidiendo con la temporada con más incendios de nuestro país, la unidad se reparte por diferentes puntos de España. Cuatro aeronaves se quedan en Torrejón, dos se desplazan a Zaragoza, dos a Málaga, uno a Pollensa (Mallorca), dos en Santiago de Compostela –a partir de la segunda quincena de agosto se une un tercero– y otro en Albacete, que en la segunda quincena antes mencionada hace de refuerzo en la base gallega.
Cuando la intensidad de los incendios así lo requiere, trabajan desde el amanecer al ocaso, durante las 14 horas de luz que hay en esa época del año. Para ello, cada avión es utilizado por dos tripulaciones (2 pilotos y un mecánico de vuelo cada una). La primera hace las primeras nueve horas, tope que pueden estar en el aire, la segunda hace cubre el tiempo restante.
El importante número de incendios significativos de este verano, como los ocurridos en Valencia, La Junquera, Hellín, La Gomera, Doñada u Orense, entre otros, hizo que los miembros de esta unidad se enfrentaran a la peor campaña contra incendios de los últimos años, donde se realizaron 2.023 horas de vuelo, cuatro veces más que en el verano 2011.
Así lo explicó este miércoles el teniente del Ejército del Aire Víctor Manuel Ariza, durante una exhibición celebrada en el embalse de Valmayor, en la localidad madrileña de Valdemorillo, en la que dos aeronaves del Grupo 43 realizaron diversas maniobras como el despegue y aterrizaje en las aguas del pantano y la recogida y descarga de agua del mismo.
El mando militar, que aclaró que dependen operacionalmente de la Unidad Militar de Emergencias (UME), explicó asimismo cómo es la participación de unidades extranjeras en las labores de extinción de incendios. Casos como la ayuda de aeronaves marroquíes en el incendio de este verano en La Gomera o la presencia de aeronaves españoles en los grandes incendios de Grecia hace unos veranos.
En estos casos, los aviones extranjeros conforman un mismo grupo y se les coloca un avión nativo como líder, de modo que les va marcando en cada momento el rumbo a seguir, y dónde deben cargar sus depósitos de agua y dónde deben arrojarla.
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