El reputado cirujano cardiovascular fue duramente castigado durante años por sacar a la luz algunas de las vergüenzas del Sistema Andaluz de Salud (SAS). La pasada semana el secretario general en funciones del Sindicato Médico Andaluz, Rafael Carrasco, ya reconoció -en declaraciones a Sin Complejos en esRadio- que los facultativos reciben presiones del SAS para que adelgacen artificialmente las listas de espera quirúrgicas, indicando menos intervenciones de las que serían necesarias.
Lo hizo en el marco de un reportaje en el que se denunciaba lo que en Andalucía es un secreto a voces: que dichas listas se manipulan, en detrimento de los intereses de los enfermos. Además, los expertos consultados destacan que las cifras reales pueden llegar a duplicar las publicadas en la web oficial de la Junta de Andalucía.
Este fin de semana, el programa dirigido por Luis del Pino, Sin Complejos, se ha hecho eco de la historia de un cirujano cardiovascular que fue perseguido y amenazado por denunciar que algunos pacientes han llegado a perecer antes incluso de poder llegar al quirófano. Pero no quedó ahí la cosa, este cirujano cardiovascular, Norberto González Vega, lamenta haber sufrido las deficiencias e irregularidades del SAS desde el principio.
En 1980, el cirujano González de Vega vivía en Madrid y fue enviado al Hospital Carlos Haya de Málaga para poner en marcha el servicio de cirugía cardiaca, que entonces no existía en este centro hospitalario andaluz. Consiguió el objetivo, pero "sin tener el apoyo de las autoridades sanitarias locales". Según ha relatado, ya entonces notó que no era bien recibido. Al poder político le hubiera interesado que el puesto lo ocupara alguien más "afín al régimen".
De hecho, éste es uno de los puntos de fricción entre médicos y administración local, ya que se eligen personas para ocupar ciertos cargos, como el de gerente de hospital, que "no tienen más mérito que el de tener el carné del partido gobernante", asevera el cirujano.
En muchos casos, los hospitales son las mayores empresas de las ciudades, y su mala gestión tiene consecuencias terribles. Entre otras cosas, contribuye al incremento de la demora en las listas de espera.
Eso es lo que pasó en el Carlos Haya. En el año 2000, la demora en el servicio de cirugía cardiaca del hospital malagueño era tal que algunos pacientes morían antes de someterse a la intervención que precisaban. Así lo denunció Norberto González de Vega ante la dirección del centro y ante la prensa en el mes de mayo.
Sus declaraciones desataron la ira del entonces consejero de Salud de la Junta de Andalucía, Francisco Vallejo Serrano, quien le amenazó con dinamitar con su carrera profesional, durante una conversación telefónica: "Usted ha atacado al sistema, y el sistema acabará con usted".
Según cuenta el reconocido cirujano, desde ese momento fueron a por él. Le abrieron expediente para intentar expulsarle del SAS, investigaron las operaciones que había realizado en su clínica privada y le echaron encima a los medios de comunicación afines a la Junta de Andalucía. Le presionaron incluso después de prejubilarle, en 2004. En concreto hasta que acabó la batalla judicial, que se prolongó hasta 2011.
Para él, los ataques más difíciles de digerir eran los que venían de la televisión pública andaluza. Durante un tiempo, "Canal Sur abría cada mañana diciendo que pronto saldría algo del doctor González de Vega que acabaría con su carrera".
A pesar de todo, González de Vega siguió hablando alto y claro para denunciar públicamente los puntos oscuros de la sanidad andaluza. Escribió dos artículos dedicados a Bernat Soria. El primero, titulado 'Cómo darse la vida padre, hablando de las células madre'. Después, José Luis Rodríguez Zapatero le nombró ministro de Sanidad y le dedicó el segundo: 'Siempre tendremos un cara dura de repuesto'.
Además, durante años señaló en una decena de escritos que era necesario que el hospital Carlos Haya se ubicara en un nuevo edificio, ya que éste "se hizo en tiempos de Franco, para una ciudad que tenía menos de 200.000 habitantes y una medicina que era la que se hacía en esos momentos, operar de apendicitis y poner alguna escayola". Sin embargo, "los políticos prefirieron gastarse un dineral en intentar arreglarlo". El resultado es que "los enfermos tienen que aguantar estar en un hospital que no reúne las condiciones".
Según cuenta De Vega, era habitual que en las habitaciones de la planta de cirugía cardiaca del hospital Carlos Haya (en el que trabajó durante casi 25 años) se metiera a cuatro enfermos, cuando estaban preparadas para dos.
Hoy, el cirujano cardiovascular ejerce en la sanidad privada y lleva más de 50 años en la profesión médica. El ex consejero Vallejo Serrano no consiguió acabar con su carrera y él sigue denunciando las grandes deficiencias de la sanidad pública andaluza.