No es cliché; fue un día triste para el Partido Popular. Tal vez no para todos, pero sí para muchos. Algunos no daban crédito, sin pestañear mientras no apartaban la vista del televisor: Esperanza decía adiós. Se marcha y deja a todos, salvo al presidente, boquiabiertos. Su partida, más aún después de su enfermedad, formaba parte habitual del chascarrillo en los círculos de poder, pero hasta este lunes 17 de septiembre eran solo eso: habladurías. Tomaron forma este verano, pero nadie se lo esperaba realmente. Minutos después del bombazo, hubo quien al otro hilo telefónico no pudo continuar la conversación, su voz se quebraba y finalmente se emocionaba. Un día triste.
El vehículo oficial de la aún presidenta de la Comunidad de Madrid atravesó las vallas de seguridad del palacio de La Moncloa a media mañana. Aguirre esperó paciente que Mariano Rajoy, con el que ha tenido muchos enfrentamientos -algunos graves-, le diera cita. No estaba en la agenda pública, pero sí en la privada. Despacharon de tú a tú y Aguirre fue al grano: "Me marcho". El jefe del Gobierno aceptó su decisión, la comprendió, aunque su entorno admite que se le abre una brecha que será fácil cerrar. Su sustituto natural, Ignacio González, no es afín al presidente, que llegó apartarle de la cúpula nacional del partido. Algunos marianistas ya deslizan el nombre de Lucía Figar, con la que existe más simpatía, o de Cristina Cifuentes. Además, Moncloa es consciente de que en la comunidad "votaban a Esperanza" y la región es esencial para la estabilidad del PP en el poder. Pero, pese a las incógnitas que se presentan, obtuvo el "sí" del presidente.
Sorpresa total en el Gobierno y el PP
Ya con Aguirre fuera del palacio, la Comunidad convocaba una rueda de prensa "urgente" en la Puerta del Sol. Se le daba máxima prioridad y los teléfonos empezaron a sonar en las diferentes estructuras del PP. Carlos Floriano comparecía justo en esos momentos en Génova y no tenía la más mínima idea de lo que iba a ocurrir en pocos minutos. "Tienes que escuchar lo que va a decir. No te puedo decir más. Pero debes de saber que será la noticia". A las 14.00 horas estallaban las escaletas, Esperanza daba el último titular, y llegaba la conmoción al Gobierno y al PP.
Fue en ocasiones un chino en el zapato, pero muchos se sentían reconfortados con sus salidas de tono. "Hablaba claro y conforme al electorado. Decía lo que muchos no nos atrevemos a decir", en voz de un alto cargo. "Estoy consternada, no me veo capaz de escribir o decir nada de ella sin romper a llorar", añadió alguien que subió con Rajoy en la escalera de poder, pero que siempre defendió a su verdadera jefa. Hubo un momento en el que pareció que los teléfonos quedaban colapsados. Llamadas entrantes y salientes se confundían. Antonio Basagoiti le definió para este diario como “un animal político en el buen sentido”.
El rumor saltó en las comidas de verano
No hubo filtraciones. En las veladas de verano se comentó que Aguirre estaba cansada y que quería dejarlo; que necesitaba estar más con los suyos y que, tras varios sustos, había cambiado: ahora priorizaba más lo humano. Era más madre y más abuela. Pero a la hora de la verdad nadie se lo esperaba. De lo contrario, María Dolores de Cospedal, que inauguraba el curso escolar junto a los príncipes, hubiera hecho lo imposible por dar la cara en Génova y abrazarla públicamente. Según su entorno, despacharon antes de iniciar de que se hiciera público. A veces, cuentan, se han hablado en términos muy duros, pero han trabajado juntas, codo con codo, se entienden y se comprenden. Fue el Floriano que ya había terminado su comparecencia el que volvió a subirse al atril para asegurar que "le echaremos de menos" y desearle "todo la suerte del mundo".
Subimos de planta en Génova y la misma reacción: tristeza, casi desolación. En este tipo de casos se suele olvidar lo malo y pensar en lo bueno. Ya se abrirá la puerta de la sucesión, y volverán las fricciones. En la segunda, donde se sitúa el PP madrileño, la escena era de un funeral. Y en la de comunicación reinaba el caos y el desconcierto.
El comunicado del presidente
A través de un comunicado, Rajoy hacía oficial el barullo de sentimientos: "Quiero expresar públicamente mi reconocimiento a Esperanza Aguirre por su enorme trayectoria política". Aún más, una "extraordinaria labor de gobierno" que los ciudadanos han aplaudido elección tras elección. No hubo resquemor en sus palabras: su gestión, continúa, "quedará para siempre entre los grandes activos del PP".
Las decisiones para abandonar la primera línea, apuntala Rajoy y remachan los portavoces autorizadas, son personales. Todos los implicados niegan que sea un paso en falso y que vaya a retomar la actividad política bajo otro partido. El entorno de la líder regional afirma que el adiós es un cómputo de cosas, pero que no se va por la política antiterrorista o desavenencias con cargos del PP. "Comprendo y valoro las razones y le he expresado mis mejores deseos para esta nueva etapa", asegura el presidente. Celebra que Aguirre vaya a seguir colaborando con las siglas y confía seguir contando "con su entusiasmo, convicciones y su dedicación a la actividad política". El PP espera que no afecte a las elecciones vascas y gallegas, pero nadie se atreve a poner la mano en el fuego. Sea como fuere, eran estos segundos análisis después de corroborar que hubo asombro, pero también tristeza: "Se marcha un referente, guste o no guste".