Tal día como hoy, el 7 de septiembre, pero de 2007, Libertad Digital llevaba en su portada la enésima amenaza de los proetarras a la alcaldesa de Lizarza. Regina Otaola llegó a la alcaldía tras la victoria en las urnas en mayo de 2007 y fue ese 7-S cuando tiró de casta para, durante las fiestas de la localidad guipuzcoana, izar la bandera de España por primera vez en el Ayuntamiento y en el salón de plenos desde el año 1977.
Otaola lo único que hizo fue cumplir la Ley de Banderas de 1981 que, en su artículo 5, dice "Cuando los Ayuntamientos y Diputaciones o cualesquiera otras Corporaciones públicas utilicen sus propias banderas, lo harán junto a la bandera de España y, según el artículo sexto, será ésta la que ocupará siempre lugar destacado, visible y de honor".
A los habitantes de este pequeño pueblo de menos de 700 habitantes y de mayoría proetarra no les gustó la decisión de su alcaldesa. Tanto es así que no les bastó con amenazar de muerte a Otaola o advertir con que irían "con las escopetas cargadas" al acto principal de las fiestas. Ese día los de ANV, formación heredera de la ilegalizada ETA-Batasuna, animaron a los vecinos de la localidad a "responder a las actitudes y provocaciones antidemocráticas", lo que en terminología proetarra es un claro llamamiento a la violencia.
Esta heroína contemporánea no sólo izó la bandera de España, también retiró las pancartas y carteles de apoyo a los terroristas de ETA, limpió las pintadas amenazantes del municipio, cambio el nombre de la plaza principal del pueblo que pasó de llevar el nombre de un etarra a llamarse Plaza de la Libertad. Regina Otaola nunca se dio por vencida y agotó la legislatura en medio de un ambiente adverso.
Tres meses después, el 6 de diciembre de 2007, denunció la quema de la bandera española que ondeaba en la fachada del Ayuntamiento. Bandera que fue restablecida hasta la investidura del nuevo alcalde de Bildu en 2011. Fue el adiós a un símbolo del que fue testigo Libertad Digital.