Menú

Ternera o el nuevo estrago de la necedad judicial

Si no debe sorprender el “sí” de Sadam a la ONU, tampoco debería hacerlo la fuga de “Josu Ternera”, a quien el juez mantuvo en libertad por “no apreciar razones que hicieran pensar en su intención de sustraerse a la acción de la justicia”. Y eso que el propio Ternera ya había anunciado por escrito en Gara su intención de no presentarse a los juzgados. Eso, por lo visto, no es para el juez una razón para pensar en la fuga como tampoco lo es los años de condena que le podía suponer al batasuno el declararle culpable de haber ordenado, como miembro de la dirección de ETA, el atentado contra la casa cuartel de Zaragoza en el que murieron seis adultos y cinco niños.

Todos los diarios hacen una crítica muy suave a pesar del escándalo ciudadano que provoca la crónica de fuga anunciada. El País —siempre defensor de toda necedad judicial que debilite la política antiterrorista— esta vez sí que critica la negligencia del Juez. Lo hace, sin embargo, solo para sumarla a unas críticas que, efectivamente, también merece el Gobierno. Y es que, aunque su único objetivo sea cuestionar al Ejecutivo del PP, El País tiene toda la razón al señalar que “ese exceso de confianza también es atribuible al Gobierno” y al considerar que “la prudencia habría aconsejado mantener bajo vigilancia policial a Ternera desde que el procedimiento llegó al Supremo en julio pasado”. ¡Que lástima que este diario no secundara hace unos días las críticas que se dirigieron a la juez que recientemente ha dejado en libertad condicional a un etarra condenado a treiscientos años de cárcel!. Como el Gobierno denunció y criticó entonces el proceder de la juez, El País salió en defensa de la magistrada; ahora que el Gobierno ha secundado “el exceso de confianza” judicial con Ternera, El País critica a los dos. Pero sobretodo, al Gobierno.

Sin embargo, como mantiene hoy su editorial, la fuga de Ternera es perfectamente equiparable al escándalo organizado en su día por la fuga de Roldán, que provocó la dimisión del entonces ministro del Interior, Antoni Asunción.

Salvo esta referencia de El País, ningún diario ni ningún partido —por lo menos hasta el momento— han pedido la dimisión de Acebes. Muchos están más preocupados en señalar nuevas responsabilidades políticas —desvirtuando y tratando de sacar donde ya no queda— en el caso Gescartera.

No nos debería sorprender que esto de las fugas de etarras provocadas por un necio exceso de confianza judicial no haya provocado críticas más aceradas por parte de los medios. Han sido infinidad lo casos que se han producido sin que la prensa ni siquiera lo hiciera público. Si ahora prestan su atención es por lo muy notorio que es el caso y por las gravísimas imputaciones contra este ex dirigente etarra que hasta ahora venía cobrando de los contribuyentes y gozando de escaño parlamentario. La necedad judicial —si la policía no lo remedia—le ha enviado de vuelta a la directiva clandestina de ETA.

Lo más patético, sin embargo, ha sido la reacción del Gobierno. Ni siquiera ha recurrido a argumentos de leguleyo para tratar de justificar que no se haya sometido a vigilancia policial a Ternera. Ni eso. El ministro de Justicia, Michavila se ha limitado —sin siquiera criticar al juez y sin que se le haya caído la cara de vergüenza— a considerar que hay “algo positivo” en la fuga como es que “Ternera haya pasado de estar sentado en un parlamento democrático a ser un prófugo de la justicia”. La Razón se atreve a decir —de forma muy tímida, eso sí— que “no podemos estar completamente deacuerdo con el ministro”.

La afirmación de Michavila ya no es ni siquiera una muestra de que “el que no se consuela es porque no quiere”. Esa una cuel tomadura de pelo —sobretodo si pensamos en las víctimas— con la que se quiere eludir responsabilidades. Ciertamente se debía haber acabado con la aberrante situación en la que estaba Ternera con sueldo oficial y sentado en la comisión de derechos humanos entregándolo a la Justicia, pero no precisamente para que esta le devolviera de nuevo a la clandestinidad de la militancia activa en ETA.

Como dice La Razón, “Interior no sabe donde está Josu Ternera, pero mucho nos tememos que ETA sí”.

Sadam vuelve al sí

Todos los diarios dedican un editorial a la nueva aceptación “sin condiciones ni reservas” de Sadam al plan de inspección y desarme de la ONU. Sólo La Razón recuerda explícitamente que, “en el pasado, Bagdad aceptó primero las inspecciones, pero luego obstaculizó, y de hecho hizo imposible, el trabajo de los enviados de Naciones Unidas hasta desembocar en la actual crisis”. No hace falta, sin embargo, irse tan lejos en el tiempo para encontrar una supuesta aceptación “sin condiciones ni reservas” de Sadam, posteriormente desmentida. Lo mismo dijo hace dos meses cuando su embajador en la ONU entregó una carta a Kofi Anan asegurando que aceptaría “incondicionalmente” las inspecciones. Lo hizo cuando constató que EE UU lograba aliados para su campaña. Esa carta volvió a dividir al Consejo de Seguridad y muchos, volvieron a mostrase contrarios a la determinación norteamericana. Entonces el regimen iraquí volvió a poner pegas. Ahora que la comunidad internacional vuelve a dar el enésimo ultimátum, Sadam vuelve con el registro de aceptar una inspección “sin condiciones ni reservas”.

Estaba cantado —como ya adelantamos hace unos días— que Sadam no iba esta semana a negarse abiertamente a esa inspección, tal y como había ordenado a “su parlamento” que le aconsejara que hiciera. Eso hubiera supuesto una evidente apuesta por el suicidio. Está claro que Sadam, por el contrario, quiere hacer lo que ya ha hecho en repetidas ocasiones: “Si pincho y está duro, reculo; si noto que está blando, sigo profundizando”.

El Mundo, de hecho, parece reconocer que la idea de Sadam “sería la de ganar tiempo a partir del inicio efectivo de las tareas de inspección —que sólo será a finales de año— con la esperanza probablemente, de erosionar la campaña norteamericana o, como mal menor, de incitar a George Bush a romper la baraja por su cuenta. Así podría presentarse el estallido armado subsiguiente como una agresión injustificada de Estados Unidos”. Una patraña del dictador que, como ya ha hecho este diario, El Mundo secundaría sin lugar a dudas.

Prueba de ello es que el mismo editorial de El Mundo dice que “el sí de Irak a la ONU”, no debe ser “la última esperanza de evitar la guerra”, sino la “penúltima”. La candidez —por decirlo en términos suaves— o la cómplice “esperanza” de que Sadam Hussein siga en el poder —no otra cosa es, en estas circunstancias, querer evitar la guerra— de El Mundo es ciertamente inagotable. Si el ultimátum va a ser siempre “penultimátum”, Sadam bien podría continuar así haciendo lo que le diera la gana.

Lo más abyecto, sin embargo, del editorial de El Mundo es que vuelva a considerar que “con todo” —es decir, admitiendo que Sadam tenga listo o en preparación ese armamento de destrucción masiva— “sigue sin estar meridianamente clara la amenaza directa de Sadam a Occidente”. Vamos, que si es para masacrar judíos o a los mismos iraquíes opositores a su régimen no hay de qué preocuparse...

Para ABC, a Estados Unidos “no le faltan razones para desconfiar del voluble y mentiroso dictador, un maestro de la argucia para desquiciar a los inspectores”. El País también se refiere a estos rasgos característicos de todo psicópata, pero lo hace de forma muy escueta y suave: “A juzgar por experiencias anteriores, la respuesta anticipada de Bagdad no garantiza su cumplimiento”.

ABC dice que “el trágala iraquí propicia formalmente un giro hacia la distensión, otorga un endeble oportunidad a una solución diplomática en el marco de la ONU y aleja una contienda que hasta hace pocas semanas parecía inevitable. Sólo de Sadam depende que el Oriente Medio no conozca otra guerra”.

Eso es, sin embargo, lo grave; que dependa de Sadam la continuidad de su dictadura, la continuidad de su impunidad y una falsa paz preñada de nuevas amenazas. Así estamos, esperando que quiera suicidarse para acabar con él. Lo nuestro, ciertamente, también es patológico.

Resumen de prensa

La decisión de Sadam Hussein de aceptar de nuevo el plan de inspección y desarme de la ONU, la orden de busca y captura contra que el juez dictará hoy contra Josu Ternera después de decir que no había riesgo de fuga y el “decálogo de condiciones” que establece el Tribunal de Defensa de la Competencia para respaldar la fusión de Sogecable y Vía digital son las noticias más destacadas y comentadas de la prensa del día.

Un asunto que también vuelve a ganar relevancia en las portadas es el caso Gescartera. El Mundo destaca en su portada algo que ya se sabía como es que “Camacho sacó de España el dinero de Gescartera desde las cuentas secretas del HSBC”. El País se limita a subrayar que “la juez deja libre al ex director del HSBC tras aplazar el interrogatorio”, mientras que ABC destaca que “la central del HSBC exculpó a su filial en España de la estafa de Gescartera”.

Otras noticias del día son la confirmación por parte de la CIA de que Bin Laden sigue vivo, la propuesta del Gobierno de Blair de endurecer penalmente la lucha contra la delincuencia, la noticia de que la criminalidad supera por primera vez en España el índice de 50 delitos conocidos por cada 1000 personas, el temporal que en Galicia ha causado la muerte de tres mujeres y ha dejado a un petrolero a punto de hundirse cerca de Finisterre o la reducción de la entrada de ciudadanos colombianos en un setenta por ciento desde que se les exige el visado.

Temas

En España

    0
    comentarios

    Servicios

    • Radarbot
    • Libro
    • Curso
    • Escultura