La reivindicación de Artur Mas de un nuevo estatuto que sería sometido a referéndum a cambio de entrar en el Gobierno central es la noticia más destacada en la prensa de este martes. Casi todos los diarios también destacan las más de cuatro horas de reunión de Ibarretxe con Arnaldo Otegui que ha venido a coincidir con la aparición del última panfleto de ETA en el que reconoce que Herri Batasuna nació por decisión directa de la banda terrorista y que fue más fácil hablar con el PNV después del asesinato de Miguel Ángel Blanco.
La petición del PSOE para que comparezcan cinco ministros para aclarar la privatización de empresas, la nueva matanza terrorista en Israel que ha provocado la muerte de catorce personas, la decisión de Bush de “moderar” su postura respecto a Irak y dar una nueva oportunidad a la diplomacia, la huelga general vivida en Venezuela para exigir a Chávez elecciones libres o los dos detenidos vinculados al caso del “asesino del rifle” completan la oferta informativa de las primeras páginas de los diarios.
A pesar de ser noticia destacada en todas las portadas, sólo La Razón y El País dedican un editorial a la oferta de Mas de un nuevo estatuto de autonomía para Cataluña. El diario de Prisa, como siempre anda retrasado en sus editoriales, tiene que ligar su comentario de la propuesta del sucesor de Pujol al que tenía pendiente sobre la oferta electoral que hizo el pasado fin de semana el candidato del PP a la presidencia de la Generalitat, Josep Piqué.
Para El País, Piqué “se ha limitado a un proyecto que suaviza las aristas españolistas más molestas para el electorado moderado catalán del PP. El mensaje del ministro se dirige al centro-derecha, incluyendo la clientela convergente; pero se reduce a afirmar que el grado de autogobierno es bueno y que una gestión rigurosa, algo que falla en la hoja de servicios de los 23 años de pujolismo, es fundamental para el futuro. Poca novedad —sentencia El País— para seducir el segmento que se moviliza en las elecciones autonómicas”.
Para El País, “desde la federación nacionalista que lidera Jordi Pujol se quiere ilusionar con perfume soberanista a un electorado que, según recientes encuestas, se le escapa hacia Esquerra republicana. Este es el contexto —según el editorialista— en el que Artur Mas lanzó ayer la propuesta de redactar un nuevo Estatuto de Cataluña, dentro de un proyecto caso confederal. Es un proyecto de futuro pero con una preocupación del presente: hacer olvidar las cuitas del pacto de investidura suscrito por Pujol con el PP y sus hipotecas, entre las que se encuentra cualquier veto a cualquier reforma próxima del Estatuto”.
El País considera acertadamente que “la visión de Mas sobre España es meramente instrumental: CiU sólo participará en un futuro Gobierno central si recibe luz verde a su propuesta de nuevo Estatuto. Esto es el proyecto. La realidad es que Mas y Piqué mantienen un pacto de apoyo mutuo, y el ministro reitera que su escenario preferido tras las elecciones será el de un Gobierno CiU-PP. Pero las elecciones se acercan y cada uno tiene que contentar a su electorado".
El País ciertamente no falta a la verdad al subrayar en qué consiste la estrategia electoral del PP y de CiU. El País incide en destacar esa alianza, más bien sumisión, del PP a CiU porque le interesa a provecharse del hartazgo que en el electorado catalán provoca el casi cuarto de siglo de hegemonía ininterrumpida de CiU en beneficio de Maragall. Y, ciertamente, si Piqué insiste en suavizar las mal llamadas “aristas españolistas”, en creer que eso es lo que exige su electorado y en reiterar que su escenario preferido tras las elecciones es un Gobierno PP-CiU con un nacionalismo que ha dado otro paso hacia la “soberanía”, es evidente que el que va a salir beneficiado de todo ello es, como ya ocurrió en las pasadas elecciones, Pasquall Maragall.
La fuga de votos que padeció el PP tras el descabezamiento de Vidal-Quadras fue en beneficio de Maragall, no de Pujol. El PSOE ya no tenía que temer la competencia del discurso antinacionalista de los populares catalanes, silenciado servil y suicidamente por Aznar en beneficio de su pacto de legislatrura del 96. Con un Aznar que ya hablaba "catalán en privado", el PSOE podía incluso permitirse competir en nacionalismo con CiU sabiendo que no iba a ser penalizado por el flanco antinacionalista de un sacrificado PP. Casi un tercio —que se dice pronto—de los electores del PP, entre la continuidad de un nacionalismo original simbolizado en CiU o un PSOE en deriva nacionalista pero que, al menos, era un partido con intereses en toda España y que, sobre todo, ofrecía una posibilidad de una alternativa a la hegemonía de décadas de los convergentes, optaron por la candidatura de Maragall. Este, a pesar de ser la lista más votada, no logró superar en escaños a CiU y Pujol pudo gobernar gracias al PP, ya sin contrapartida alguna.
Pero, en fin, volvamos al presente y veamos que lo que dice el editorial de La Razón a propósito la propuesta de Mas. Este diario, a la espera de que es lo que diga o haga el PP, no aclara su postura sobre la nueva propuesta de los nacionalistas catalanes. Empieza diciendo que “la propuesta desborda el actual marco constitucional y entra por su propio pie en la inaceptable senda de la co-soberanía”.
Dicho esto, viene lo contrario y el editorial afirma que, a diferencia del de Ibarretxe, “el proyecto de Artur Mas es, cuando menos, una proposición honesta. Sobre todo, cuando anticipa que, de lograrse, CiU estaría dispuesta a asumir su cuota de responsabilidad y participar en el Gobierno de España, aunque no se sabe si este modelo de vinculación lo haría necesario”. La Razón da así valor a una nuevo paso en la soberanía nacionalista —Mas exige reconocimiento oficial de nación para Cataluña—que quita todo valor a su participación en el Gobierno central como el editorialista mismo parece advertir. Ciertamente, si la participación de CiU en el Gobierno central exige la erradicación de la idea de España como nación—no otra cosa significa la atribución de esa condición para Cataluña— ¿qué valor hay que dar a CiU por asumir “esa cuota de responsabilidad”?
La incoherencia manifiesta del diario de Ansón queda, sin embargo, más en evidencia cuando al final considera que esa propuesta que, al principio, su editorial consideraba que “entra en la inaceptable senda de la cosoberanía”, es “una propuesta de máximos que deber ser, sin duda alguna, recibida por el Ejecutivo con la mayor de las consideraciones, pero sin que ello signifique que tiene que ser aprobada sin más”. ¡Hombre, eso faltaba!, que el PP se dispusiera a erradicar sin rechistar el articulo vertebrador de toda nuestra Carta Magna como es la consideración de España como nación y la atribución a ella de la soberanía. Pero en cualquier caso, ¿en qué quedamos?. ¿Es una “propuesta inaceptable” o es una propuesta “que debe ser recibida por el Ejecutivo con la mayor de las consideraciones”?
Por otra parte, damos por hecho —y no tiene porque ser así— que la propuesta de CiU va dirigida sólo al PP. Pero el PSOE tambien puede verse como invitado si logra los suficientes votos...Así que suponemos que ambos partidos guardarán un escrupuloso silencio ante la deriva soberanista que tambien se abre en Cataluña y con su silencio, el de los medios de comunicación...
El propio Ansón pone la guinda al paste de su editorial dedicando un elogioso editorial a la figura de Alberto Fernández. No sabemos —aunque podemos sospechar— a qué se debe estos elogios tan apasionados que, en terminos comparativos, dejan tan mal al nuevo presidente del PP catalán, Josep Piqué. En cualquier caso no creemos que la línea acomplejada ante el nacionalismo de Piqué diste mucho de la que inaguró Fernández tras el descabezamiento de Vidal-Quadras. Coincidimos con Ansón en que el hasta ahora presidente catalán es un político “honrrado y trabajador”, pero estamos muy lejos de considerarlo lo opuesto a quien “se desliza hacia la genuflexión ovina” y que Fernández esté “lejos de ese tipo de político mansurrón y lanar que tanto agrada en la casa madre de Genova”.
Fenandez, es cierto, se ha mantenido fiel, pero más que a los principios, a las directrices que, precisamente desde Genova, le han venido. Si ahora tiene un partido “tranquilo y sosegado” es porque de ese rebaño se he defenestrado y se han silenciado a todos los que querían seguir fieles a los principios antinacionalistas que reivindicaban una Cataluña plural y que denunciaban la violación de los derechos individuales —sobre todo lingüísticos— que se sufre en Cataluña a manos del nacionalismo. A todo esto se le ha puesto sordina, pero lo cierto es que con Fernández al frente, el PP catalán sufrió en las pasadas elecciones autonómicas uno de los mayores varapalos electorales que haya sufrido partido alguna en toda la historia de la democracia. Sin duda por obediencia a Aznar, pero el hecho es que Fernández ha prestado apoyo a CiU sin recibir contrapartida alguna y sin lograr —todo lo contrario— que los nacionalistas moderasen su discurso.
Tal vez, Fernández y Piqué tengan asesores políticos distintos, pero lo cierto es que ambos, en continuidad y pasandose el testigo, van a lograr que si en Cataluña “se escribe otro libro” este sea, con total seguridad, el que redacte ...Maragall.
Mas y su caballo de Troya
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