Colabora

El País y Zapatero arrían la polémica

La reunión de los integrantes del Pacto antiterrorista tras la que el PP y el PSOE han acordado “no dar margen político” al plan soberanista de Ibarretxe y la polémica sobre el homenaje a la bandera lideran la atención de las portadas y los editoriales de la prensa este viernes.

Otras noticias del día son la defensa en solitario del PP de la Ley de Calidad de la Educación, la decisión de una embarazada de 15 años de acudir al juez para defender su derecho a no abortar, la petición de los partidos nacionalistas catalanes de reformar el Estatuto – con la abstención del PSOE y el voto en contra del PP– , y la advertencia del Banco de España de que la vivienda ha subido el 48% en tres años.

El secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero –aunque disimuladamente– ha querido enmendar las declaraciones de su portavoz, Jesús Caldera, quien, junto a los nacionalistas, desató el pasado miércoles la polémica al afirmar que el homenaje a la bandera “podía herir sensibilidades” en las autonomías. Zapatero ha querido subrayar que “la bandera de España lleva en ese lugar un año, y me parece bien”. La única objeción que el líder socialista ha dirigido a esta iniciativa del Gobierno es que “no haya tenido el concurso ni la comunicación debida al resto de las fuerzas políticas”.

Es comprensible que Zapatero no quiera dejar claramente en evidencia a su portavoz, pero, desde luego, la excusa de decir que el Gobierno debía haber hecho una ronda de negociaciones para una cosa tan normal y que tanto apoyo debía cosechar como el homenaje a la bandera que representa a todos los españoles es bastante pobre. En cualquier caso –y tal vez consciente de ello– Zapatero ha querido dejar claro “que no es una buena polémica, así que lo mejor es zanjarla”.

El País, que, con el retraso editorial que le caracteriza, hoy sí atiende la cuestión, tambien considera que “no hay que sacar las cosas de quicio”. No obstante, su editorialista no puede resistirse a tratar de dañar al PP también en este asunto, aunque lo hace con el cuidado de saber el amplio respaldo ciudadano a esta iniciativa. Dando una nueva muestra de que el interés malintencionado contra el Gobierno dista poco de la necedad y de los complejos de muchos que pretenden respaldarlo, El País viene a dar su opinión muy en la línea de la expresada ayer por el diario El Mundo.

Empieza el editorialista reproduciendo unas palabras que pronunciara Ortega en 1917 (“España carece desde hace tiempo de toda emoción nacional por la cual comuniquen los bandos enemigos”) para, a continuación, decir “que prueba de que el problema permanece es el debate ligeramente cateto que se ha desatado estos días”. No obstante –como hiciera ayer el Mundo– el diario de Polanco culpa de esta situación tanto al a los nacionalistas como al PP. De los primeros dice que “son incongruentes al negar a los demás el derecho que reclaman para sí: el de exhibir las banderas con las que se identifican. Es un problema que no se plantea en los mismos términos en las otras grandes naciones políticas europeas, en parte porque no han tenido en el siglo XX una tan larga dictadura como la franquista, que hizo un uso banderizo de la bandera y de la idea misma de España”.

En fin, los complejos con nuestra bandera son muy anteriores a la dictadura. Baste para demostrarlo la misma cita de Ortega que el propio editorialista saca a colación, o la sustitución de la rojigualda por la sectaria y antihistórica bandera tricolor antes de que Franco entrara políticamente en escena. En cualquier caso, ya sería patológico que hubiera gente que se sienta acomplejada por el uso partidista que de la bandera hiciera un dictador que lleva ya casi tres décadas muerto. Dejemos de brindarles excusas: es el odio a lo español y a la condición nacional de España que esa bandera representa lo que escuece a los nacionalistas. Y, aunque El País no lo cite y aunque Zapatero haya recogido velas, el PSOE les ha hecho el juego.

El País, también como hiciera El Mundo, saca a relucir esa memez del tamaño de la bandera que, salvo los diarios, ni siquiera los críticos de la iniciativa han recurrido: “la peor manera de remediarlo es esta paletada de poner casi 300 metros cuadrados de bandera sobre un mástil de 50 metros”. Paletada dice. Desde luego, esto del tamaño tampoco en un problema que se dé “en las otras grandes naciones políticas europeas”. Por no hablar de la norteamericana, que ya sabemos que, para nuestros progres, también es una sociedad muy “paleta”. Si hay que inferir ese carácter por el tamaño, para “paleta”, la gigantesca bandera que hacen colgar los franceses el 14 de julio del arco del Triunfo de Paris. O las que se ven en Roma, o en Londres. Ciertamente, hay que viajar mucho para ver cuánto “paleto” hay por el mundo...

El colmo, con todo, lo logra El País al considerar que “sería paradójico que tras años de reprochar a los nacionalistas periféricos haber imitado lo peor del fundamentalismo español se produjera ahora el fenómeno inverso”. O sea, que el homenaje a la bandera es muestra de “lo peor del fundamentalismo español”...

Por otra parte, ¿desde cuando ha criticado El País a los nacionalistas por haber imitado “lo peor del fundamentalismo español”? ¡Pero si incluso hoy su primera critica al “volgeist de los nacionalismos étnicos, opuestos a la nación cívica de la Ilustración” va dirigida contra Trillo!

Incluso un diario nacionalista como La Vanguardia no va tan lejos y recuerda que “la bandera a la que se rinde homenaje fue aprobada por la Constitución de 1978, pero su diseño se remonta al reinado de Carlos III, a finales del siglo XVIII. Como símbolo de la España constitucional, merece el homenaje y al ser patrimonio de todos nadie debería apropiársela”. La polémica, no obstante, no ha surgido porque alguien se la quiera apropiar, como este diario –con todo– insinúa, sino porque los nacionalistas no quieren que les represente...

De todas formas, no creemos que El País, respecto a esta concreta polémica, empuje a los socialistas en esa senda suicida de dar alas a los nacionalistas. Aunque sólo sea por el boomerang en que puede convertirse vistos los sondeos que han hecho varios medios de comunicación.

Así La Razón, tras señalar en su editorial que “ha surgido con oportunidad la voz templada de Zapatero para enmendar las desafortunadas críticas de Jesús Caldera, que habían provocado la indignación de la opinión pública con lo socialistas”, publica los sondeos que han efectuado varios diarios en sus ediciones digitales. La Razón destaca, junto al sondeo de Libertaddigital, los efectuados por la cadena COPE y El Mundo, en los que el apoyo de los internautas a la iniciativa oscila entre el 71 y el 98 por ciento.

Esperemos que tanto respaldo social no vuelva a ser dilapidado...

El pacto antiterrorista y el desafio de Ibarretxe

Recomendamos a los lectores el formidable artículo que publica Redondo Terreros en páginas de ABC. Entre las muchas clarividentes y acertadas afirmaciones del ex secretario general de los socialistas vascos, queremos destacar la impresión que le produce las reacciones de muchos supuestos constitucionalistas ante la intentona secesionista de Ibarretxe: “La sorpresa sólo esconde cinismo y también oculta una voluntad política de mirar hacia otro lado, de perdonar al PNV, de creer que no llegará la sangre al río y en algún caso de trasladar la responsabilidad política del PNV a ETA o al Gobierno de Madrid, según convenga”.

También acierta de pleno Redondo al señalar el error —que procede de los tiempos de la Transición- de considerar que el PNV podría liderar la lucha contra ETA. Denuncia con valentía “los precedentes que hicieron pensar al PNV que nunca iba a pagar por los errores políticos cometidos, que nunca iba a pagar ningún peaje, que todo le saldría gratis ante una apática y meliflua España”. “Algunos oídos sensibles —dice más adelante—no querrán oír esta verdad, no querrán comprender cuán grande ha sido nuestro error durante este tiempo, pero ésta es la realidad. Porque el nacionalismo quiere un fin para ETA que no signifique una derrota. El PNV viviría feliz con una tregua, para así solucionar “el problema moral” manteniendo al mismo tiempo la espada de Damocles”.

Como contraste a este lúcido análisis señalamos a los lectores el que publica Javier Tussell en La Vanguardia sobre la propuesta de Ibarretxe. Por falta de espacio no podemos reproducir tanta bajeza, tantas medias verdades y simples mentiras que ese pseudo historiador reune en su escrito. Sólo señalamos que la única critica que hace a los nacionalistas es la de una “irresponsable inoportunidad”; eso después de haber mentido sobre lo que el lehendakari se propone y después de haber arremetido contra la gente que, como Savater, se juega la vida por buscar una alternativa no nacionalista para el País Vasco.

Volviendo, pues, a los editoriales, casi tan lamentable como el artículo de Tussell es la opinión de El Mundo sobre los acuerdos suscritos por el PP y el PSOE en el marco del Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo. De forma acomplejada y vergonzante su editorial dice defender —de hecho, hace lo contrario— unas medidas “excepcionales para una situación excepcional”. De excepcional, nada. Las dificultades que tienen los partidos constitucionalistas para lograr que haya gente que se presente en sus listas o los homenajes a los terroristas que convocan algunos municipios vascos no es de ahora sino desde que ETA asesina. Lo demencial, lo verdaderamente vergonzante es que hayan tenido que pasar tantos años para que los constitucionalistas tomaran medidas tan elementales para combatir esa situación endémica.

El Mundo, pese al calvario que los constitucionalistas están padeciendo en el País Vasco, se siente de todas formas en la necesidad de “mostrar el desagrado con algunas de las medidas, sea porque creemos que van a ser poco eficaces o inapropiadas, sea porque limitan de forma discutible derechos constitucionales”. Y en ese “desagrado” incluye precisamente “la posibilidad de que los partidos puedan cubrir las vacantes con personas de libre designación, que ni siquiera tengan que haber residido en el municipio”, y la “capacidad legal para disolver los órganos de una corporación municipal cuando el alcalde y los concejales justifiquen la violencia o presten cobertura ideológica al nacionalismo”.

¿Razones que alega El Mundo?. Pues respecto a lo primero, “porque se desnaturaliza el principio de representación”. Respecto a lo segundo, “porque se trata, sin duda, de conductas muy graves, que deben ser castigadas penalmente, pero el Ejecutivo no debería tener potestad de destituir colectivamente a unos representantes que han sido elegido democráticamente”.

Pero, ¿El Mundo se ha vuelto loco?. ¿Qué es sino una consecuencia lógica de la ilegalización de los partidos proterroristas la disolución de una corporación que cometa esos delitos de apología?. Recordamos que El Mundo se opuso a la ilegalización de Batasuna, pero creíamos que, desde que el PSOE y el PP se decidieron a ello, este diario había cambiado de opinión. Si efectivamente es así, ¿a qué santo vuelve ahora a salir únicamente con la "vía penal" y a defender “el derecho a presentarse como candidato a personas que no han sido condenadas en firme por la justicia”?.

Y si no, lo de que las medidas adoptadas “desnaturalizan el principio de representación”. Ya está de más la replica teniendo en cuenta el carácter de listas cerradas que tiene nuestro sistema electoral, pero en el caso del País Vasco, en que es el terror el que dificulta ese principio de representación, es completamente abyecto el cuestionar el que los partidos que están en la diana terrorista puedan recurrir a gente de otros municipios precisamente para cubrir las vacantes de representatividad que deja el miedo. ¿Se ha molestado El Mundo en preguntar a los votantes de los partidos constitucionalistas que no se atreven a presentarse en sus municipios si creen que el que venga gente de fuera a relevar en su cargo a los que dimiten por miedo desnaturaliza su elección? ¿Estarían más satisfechos con que los puestos que sus votos han logrado quedaran vacíos?

Con tanta estulticia mediática alrededor —que en el caso de El Mundo raya en lo suicida— comprendemos que los constitucionalistas hayan tardado tanto en atender lo obvio.

Temas

Ver los comentarios Ocultar los comentarios

Portada

Suscríbete a nuestro boletín diario