El anuncio del FBI de que en mayo abortó un ataque con una bomba radiactiva, la detención de un etarra en el municipio valenciano de Algemesí, la II Cumbre Mundial de la Alimentación organizada por la FAO en Roma, la decisión del Banco HSBC —principal prestamista de Gescartera— de despedir a sus dos responsables en España, la revisión del “caso Otegui” reclamada por varios magistrados del Supremo, la decisión de 400 inmigrantes ilegales magrebíes de encerrase en una universidad sevillana o la decisión del Gobierno de aparcar la cuestión de regular por ley las huelgas y los servicios mínimos son las noticias más destacadas en las portadas de prensa de este martes.
Una de las muestras de hasta que punto la opinión pública –publicada, mejor dicho— parece no ser consciente del genocida desafío que supone el terrorismo islamista se evidencia en el tratamiento que los principales diarios hacen de la noticia de la detención en mayo de un miembro de Al Qaeda quien preparaba un atentado con material radiactivo en suelo norteamericano. Sólo dos diarios le dan prioridad en su portada, alguno ni siquiera la menta y ninguno —excepto El Mundo— le dedica un editorial. Para colmo, el comentario de este último periódico, en lugar de dar un toque de atención y reclamar más energías en la lucha internacional contra el terrorismo, lo que hace es poner en duda la noticia misma. “No se puede descartar que la noticia corresponda a una amenaza real, lo que supondría una inquietante escalada terrorista”. ¿Pero por qué habría que descartarla?. En el caso de la otra noticia del día, como es la detención de un etarra en Algemesí, ¿hay alguien que dude que el militante estaba preparando nuevos atentados?, ¿Acaso estaba de gira turística?. ¿Piensa El Mundo que los militantes de Al Qaeda no son capaces de tanto y que el FBI se ha inventado la noticia?.
No lo dice así, “pero —según el diario— resulta cuanto menos extraño que el fiscal haya elegido la capital rusa para dar la noticia y haya tardado más de un mes en hacerlo”. Así, haciendo meras referencias a la oportunidad del momento y lugar de dar la noticia, El Mundo despacha el asunto y concluye el editorial. ¿Qué ciega a un diario como El Mundo para poner en duda la voluntad criminal de quienes han sido capaces de organizar la brutal masacre del Once de Septiembre si, además, tanto Ben Laden como otros dirigentes de ese movimiento hicieron público que ese atentado no sería ni el mayor ni el último de los que pensaban cometer contra EE UU?. A Abdulá al Mujahir —ciudadano norteamericano cuyo nombre era José Padilla antes de convertirse al Islam—se le han aplicado las leyes de guerra que permiten a los militares detener a cualquier ciudadano estadounidense que se haya unido al enemigo, aunque no podrá ser juzgado por tribunales militares. Sin embargo puede permanecer indefinidamente bajo custodia del Departamento de Defensa. El Mundo, en esta ocasión, no pone por ello el grito en el cielo ni sale con cantinelas garantistas. Algo es algo. Pero, tiempo al tiempo.
Los fabricantes de miseria exigen más subvenciones
La cumbre de la FAO es objeto de editorial en numerosos diarios que en sus portadas destacan con tono de denuncia el hecho de que los dirigentes del mundo desarrollado, con la excepción de Aznar y del anfitrión Berlusconi, no hayan acudido personalmente a la cita romana. El País, aunque no hace comentario de la noticia, la manipula en su portada, cuyo titular dice que “Aznar y Berlusconi reciben la regañina de Kofi Anan”. Hombre, las quejas del secretario general de la ONU iban dirigidas contra los mandatarios de los países desarrollados que no han acudido a la convocatoria, no contra los dos únicos que han asistido. Pero, ya se sabe, para El País cualquier excusa es buena para desgastar a Aznar y a una bestia negra del progresismo como es Silvio Berlusconi.
Y el caso es que, efectivamente, alguna crítica merecen estos dos dirigentes, pero precisamente por legitimar —organizado uno y acudido el otro— esa monumental e inmoral farsa que organiza la ONU a costa de los contribuyentes occidentales. Dice el titular del editorial de El Mundo que “el hambre es un problema global que occidente no quiere ver”. Hombre, Occidente ya hace décadas, sino siglos, que logró erradicar el hambre, quienes no parece que quieran combatirla son los sátrapas, dictadores y corruptos dirigentes del llamado tercer Mundo que mantienen a sus pueblos atados a la miseria y, encima, piden ayuda a Occidente para perpetuar los regímenes que los mata de hambre. Estos dirigentes tercermundistas se apuntan a todo sarao que organice la ONU porque en esas cumbres no sólo no se les responsabiliza de la miseria que padecen, sino que la utilizan para exportar las culpas a occidente. No sólo son eficientes fabricantes de miseria, sino tambien de autoexculpaciones.
El editorial de El Mundo, como los del resto, opta por la corrección política y por flagelar a Occidente ante la tragedia del hambre. “Los altos aranceles para la exportación y las subvenciones occidentales a la producción propia son las grandes trabas para la economía de los paises pobres”. Las trabas occidentales al libre comercio ciertamente son empobrecedoras, tanto para el mundo subdesarrollado como para los propios ciudadanos occidentales. Pero El Mundo subestima la funestas consecuencias de la falta de seguridad jurídica de los derechos de propiedad, la falta de libertad política y económica que en infinita mayor medida provocan los regímenes tercermundistas.
El Mundo cita a Prodi, quien ayer pidió “evitar las subvenciones que enrarecen el mercado” en clara referencia, según este diario, a Bush que ha reforzado el proteccionismo a la industria del acero. Aunque ciertamente la decisión de Bush, como todo proteccionismo, es criticable, mucho mas proteccionista y subvencionadora se manifiesta la Unión Europea; en sectores, además, como el agrícola, mucho más perjudiciales para los paises subdesarrollados que a los que perjudican las restricciones al comercio del acero.
El comentario de El Mundo, aunque no evita la culpabilización de Occidente e insiste en querer verter más ayuda en los coladores tercermundistas, por lo menos reivindica, aunque sea poco, la liberalización del comercio y las necesidad de establecer en esos países el respeto a los derechos humanos y las garantías jurídicas. En esa misma línea, se mueve el de ABC.
El editorial de La Razón, por el contrario, es mucho más cafre. “Los dirigentes de los países ricos deben afrontar el reto y convencer a sus ciudadanos de que deben prestar ayuda directa, porque es inmoral que una parte del mundo viva en la abundancia y otra se muera de hambre”. Lo que es inmoral es plantear que la salida del subdesarrollo se logra con transferencias coactivas de rentas del mundo desarrollado al subdesarrollado. Occidente salió de la miseria sin “ayudas directas” de nadie sino erigiendo instituciones eficientes que hicieron posible la libertad y, con ella, la prosperidad de sus ciudadanos. Lo que es inmoral es plantear la riqueza occidental como el resultado de la pobreza de los demás países. No sólo es inmoral por falso, sino también porque es la forma de no atajar, ni siquiera de tomar conciencia, del problema. La Razón, por el contrario, pretende erradicar la pobreza a golpe de impuesto. No sólo reclama con ese objetivo nuevos gravámenes a los ciudadanos occidentales sino que hace una diatriba contra el comercio diciendo que “es inmoral que el primer mundo utilice al tercero sólo como cliente”. Con este análisis los dirigentes tercermundistas se frotan las manos. Desde luego, quien es incapaz de tener clientes es normal que pretenda perpetuarse recurriendo a los contribuyentes.
Inconsciencia suicida
En España
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