L D (EFE) En sus conclusiones provisionales, el fiscal jefe de la Audiencia Nacional, Eduardo Fungairiño, considera a López Riaño responsable de cinco delitos de asesinato consumado y de once en grado de frustración en relación con los cuatro guardias civiles y los siete transeúntes que resultaron heridos en el atentado.
Según el escrito del fiscal, López Riaño y los otros cinco integrantes del "comando Madrid" de ETA, ya condenados por estos hechos, -Juan Manuel Soares Gamboa, José Ignacio de Juana Chaos, Antonio Troitiño Arranz, Inés del Río Prada y Esteban Esteban Nieto- "deciden dar muerte a los guardias civiles encargados de la custodia de edificios públicos que, diariamente, sobre las 7.30 horas" circulaban en un Land Rover por la calle de Juan Bravo para hacer el relevo.
Una vez comprobada la información sobre el itinerario y recorrido del vehículo de la Guardia Civil que traían de Francia, adquieren un coche y lo trasladan a una garaje de la calle Samabara de Madrid. Allí, la "Tigresa" y sus compañeros de "comando" confeccionan un artefacto explosivo que distribuyen en tres ollas a presión y las acoplan en el maletero del coche, al que también sustituyen las placas de matrícula por otras falsas.
El 24 de abril de 1986, los etarras llevan el coche a la calle de Juan Bravo y lo aparcan junto a un semáforo, situado en la confluencia con la calle del Príncipe de Vergara, para después regresar a la calle del Río Ulla, donde se ocultaban. Al día siguiente, López Riaño se desplaza en coche con otros terroristas a la calle del Príncipe de Vergara, donde se quedan esperando dentro del automóvil a Troitiño, encargado de accionar con un mando a distancia el artefacto explosivo, para facilitar su huida.
A las 7.30 horas, los terroristas observan que el Land Rover en el que se desplazan nueve guardias civiles sube por la calle Juan Bravo y en el momento de pasar al lado del coche-bomba, Troitiño acciona el dispositivo del mando a distancia y provoca una explosión que alcanza al vehículo oficial y a otros próximos a él. Tras perpetrar el atentado los terroristas huyen en el vehículo en el que se habían trasladado y que conduce Soares Gamboa y se refugian en el piso de la calle del Río Ulla donde les cobijan las también miembros de ETA Cristina Arrizabalaga Vázquez y María Teresa Rojo Paniego, explica el fiscal.
A consecuencia de la explosión fallecieron los guardias civiles Alberto Amancio Alonso Gómez, Juan Catón Vázquez, Javier Domínguez González, Juan Carlos González Rentero y Juan Mateo Pulido, mientras que los otros cuatro compañeros que viajaban con ellos en el mismo vehículo resultaron gravemente heridos.
Desde su extradición por Francia en mayo pasado, la "Tigresa" ha sido condenada a 29 años de prisión por el asesinato del ciudadano francés Joseph Couchot en Irún (Guipúzcoa) en 1984 y está acusada de haber participado en multitud de atentados con los comandos "Oker", "Ekaitz" y "Madrid" de ETA que causaron la muerte de 23 personas.
Según el escrito del fiscal, López Riaño y los otros cinco integrantes del "comando Madrid" de ETA, ya condenados por estos hechos, -Juan Manuel Soares Gamboa, José Ignacio de Juana Chaos, Antonio Troitiño Arranz, Inés del Río Prada y Esteban Esteban Nieto- "deciden dar muerte a los guardias civiles encargados de la custodia de edificios públicos que, diariamente, sobre las 7.30 horas" circulaban en un Land Rover por la calle de Juan Bravo para hacer el relevo.
Una vez comprobada la información sobre el itinerario y recorrido del vehículo de la Guardia Civil que traían de Francia, adquieren un coche y lo trasladan a una garaje de la calle Samabara de Madrid. Allí, la "Tigresa" y sus compañeros de "comando" confeccionan un artefacto explosivo que distribuyen en tres ollas a presión y las acoplan en el maletero del coche, al que también sustituyen las placas de matrícula por otras falsas.
El 24 de abril de 1986, los etarras llevan el coche a la calle de Juan Bravo y lo aparcan junto a un semáforo, situado en la confluencia con la calle del Príncipe de Vergara, para después regresar a la calle del Río Ulla, donde se ocultaban. Al día siguiente, López Riaño se desplaza en coche con otros terroristas a la calle del Príncipe de Vergara, donde se quedan esperando dentro del automóvil a Troitiño, encargado de accionar con un mando a distancia el artefacto explosivo, para facilitar su huida.
A las 7.30 horas, los terroristas observan que el Land Rover en el que se desplazan nueve guardias civiles sube por la calle Juan Bravo y en el momento de pasar al lado del coche-bomba, Troitiño acciona el dispositivo del mando a distancia y provoca una explosión que alcanza al vehículo oficial y a otros próximos a él. Tras perpetrar el atentado los terroristas huyen en el vehículo en el que se habían trasladado y que conduce Soares Gamboa y se refugian en el piso de la calle del Río Ulla donde les cobijan las también miembros de ETA Cristina Arrizabalaga Vázquez y María Teresa Rojo Paniego, explica el fiscal.
A consecuencia de la explosión fallecieron los guardias civiles Alberto Amancio Alonso Gómez, Juan Catón Vázquez, Javier Domínguez González, Juan Carlos González Rentero y Juan Mateo Pulido, mientras que los otros cuatro compañeros que viajaban con ellos en el mismo vehículo resultaron gravemente heridos.
Desde su extradición por Francia en mayo pasado, la "Tigresa" ha sido condenada a 29 años de prisión por el asesinato del ciudadano francés Joseph Couchot en Irún (Guipúzcoa) en 1984 y está acusada de haber participado en multitud de atentados con los comandos "Oker", "Ekaitz" y "Madrid" de ETA que causaron la muerte de 23 personas.