L D (EFE) Así se pronunció López Riaño al hacer uso de su derecho a la última palabra en el juicio que quedó visto para sentencia en la Audiencia Nacional por su presunta participación en el asesinato en Irún de Joseph Couchot, al que ETA consideraba miembro de los GAL. La fiscal, que considera estos hechos constitutivos de un delito de asesinato terrorista, pide para la "Tigresa" 29 años de prisión y el pago de una indemnización de quince millones de pesetas a los herederos de Couchot, que deberá abonar en solidaridad con los otros dos miembros del "comando Oker" de ETA, José Angel Aguirre y Ramón Zapirain, ya condenados por este crimen.
Al comienzo del juicio, López Riaño, quien tiene pendientes en la Audiencia Nacional causas que suman 23 asesinatos, manifestó en castellano que no tenía intención de declarar porque no reconocía al tribunal que la juzgaba, pero que se reservaba su derecho a la última palabra para hablar.
En ese momento, López Riaño, dirigiéndose al tribunal que presidía el magistrado Jorge Campos, comenzó su discurso denunciando que su presencia en el juicio era consecuencia de una extradición "lograda con testimonios obtenidos bajo torturas", en referencia a las declaraciones policiales realizadas por sus dos compañeros del "comando Oker" y en las que la incriminaban en estos hechos.
Ambos testificaron en la vista y aseguraron que esas declaraciones fueron obtenidas "bajo la presión de la tortura" e incluso, uno de ellos, José Angel Aguirre, quien dijo ser "compañero y amigo" de López Riaño, trató de exculparla afirmando que en el asesinato de Couchot participaron él, Zapirain y "otra persona que no era Idoia". En su intervención final, López Riaño señaló que en la actualidad también "se aplican sistemáticamente torturas salvajes a todos los detenidos vascos" y comparó la situación de estos en los calabozos de la Guardia Civil con la de los detenidos en la base norteamericana de Guantánamo.
"Son torturas -prosiguió- de las que los mercenarios de la información se niegan a dar cuenta, salvo el diario Gara y el Comité contra la Tortura". Mientras hacía estas manifestaciones, el presidente del tribunal tuvo que interrumpirla en varias ocasiones, solicitando que se limitara a hablar del juicio porque sino tendría que retirarle la palabra.
No obstante, López Riaño continúo con sus denuncias y concluyó su discurso con la frase "Gora Euskal Herria Askatuta, Jotake Irabazi Arte" (Viva Euskadi libre, dale fuerte hasta ganar). Al elevar a definitivas sus conclusiones provisionales, la fiscal consideró que había quedado acreditada la intervención de López Riaño en este asesinato perpetrado en 1984 por el "comando Oker" del que ella era entonces integrante.
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Al comienzo del juicio, López Riaño, quien tiene pendientes en la Audiencia Nacional causas que suman 23 asesinatos, manifestó en castellano que no tenía intención de declarar porque no reconocía al tribunal que la juzgaba, pero que se reservaba su derecho a la última palabra para hablar.
En ese momento, López Riaño, dirigiéndose al tribunal que presidía el magistrado Jorge Campos, comenzó su discurso denunciando que su presencia en el juicio era consecuencia de una extradición "lograda con testimonios obtenidos bajo torturas", en referencia a las declaraciones policiales realizadas por sus dos compañeros del "comando Oker" y en las que la incriminaban en estos hechos.
Ambos testificaron en la vista y aseguraron que esas declaraciones fueron obtenidas "bajo la presión de la tortura" e incluso, uno de ellos, José Angel Aguirre, quien dijo ser "compañero y amigo" de López Riaño, trató de exculparla afirmando que en el asesinato de Couchot participaron él, Zapirain y "otra persona que no era Idoia". En su intervención final, López Riaño señaló que en la actualidad también "se aplican sistemáticamente torturas salvajes a todos los detenidos vascos" y comparó la situación de estos en los calabozos de la Guardia Civil con la de los detenidos en la base norteamericana de Guantánamo.
"Son torturas -prosiguió- de las que los mercenarios de la información se niegan a dar cuenta, salvo el diario Gara y el Comité contra la Tortura". Mientras hacía estas manifestaciones, el presidente del tribunal tuvo que interrumpirla en varias ocasiones, solicitando que se limitara a hablar del juicio porque sino tendría que retirarle la palabra.
No obstante, López Riaño continúo con sus denuncias y concluyó su discurso con la frase "Gora Euskal Herria Askatuta, Jotake Irabazi Arte" (Viva Euskadi libre, dale fuerte hasta ganar). Al elevar a definitivas sus conclusiones provisionales, la fiscal consideró que había quedado acreditada la intervención de López Riaño en este asesinato perpetrado en 1984 por el "comando Oker" del que ella era entonces integrante.
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