Menú

Apaños, amistades y nervios

La intervención de Alonso Ureba ante la comisión del caso Gescartera, la intervención de Rato en el Congreso y el suicidio del agente judicial de Marbella detenido por el robo de los sumarios de Gil constituyen el denominador común de la crónica nacional que reflejan las portadas de prensa.

El Mundo cree a pie juntillas que los documentos entregados por Alonso prueban la veracidad de su testimonio y la falsedad del de Fernández-Armesto. Que en las actas del consejo de 16 de abril de 1999 no se refleje el haber tratado la posibilidad de intervención de Gescartera no evidencia que tal posibilidad no se observara. Reflejar esa posibilidad en las actas implicaría justificar porqué no se llevó a cabo y ello es bastante embarazoso tras el informe escrito de Vives sobre la situación de Gescartera. Hay apaños que consisten, precisamente, en no dejar rastro del mismo. Por otra parte, desacreditar el testimonio de Fernández-Armesto presentándolo como “un intento de fabricar, retroactivamente, una coartada rectificadora de su lamentable gestión” es absurdo, puesto que, con su declaración, el antiguo presidente de la CNMV hace más evidente y consciente su negligencia al no decidir finalmente la intervención de la empresa de Camacho. Finalmente es inaudito que El Mundo haya enterrado el dietario de Giménez-Reyna que tanta credibilidad otorga al testimonio de Vives y en el que este periódico se ha basado hasta hace poco para redactar titulares y editoriales. ¿Cree ahora que está falsificado? Que lo diga, porque no es de recibo que se le de credibilidad para unas cosas y no para otras.

El País, por su parte, denuncia la “memoria selectiva” de Alonso que no quiso fiar a su memoria si en el consejo se discutió o no la intervención, limitándose a suscribir lo reflejado –u ocultado- en las actas. El País también destaca que, ante la sospechosa primera comida de Pilar Valiente con la cúpula de Gescartera y con Enrique Giménez-Reyna, Alonso recuerde con nitidez que no se trató “en ningún momento” de Gescartera, pero, curiosamente, no recuerde de que se habló entonces. Se limitó a dejar caer que, tal vez, el objetivo de la comida era felicitar a Valiente por su acceso a la presidencia de la CNMV. ¿Entonces, qué?, ¿celebrando el ascenso con los amigos?. Tal vez temiendo que el remedio fuese peor que la enfermedad, Alonso terminó desdiciéndose y refugiándose en este punto definitivamente en la amnesia.

Por otra parte, El Mundo, se hace eco editorial de la intervención de Rato en la que reveló que el acuerdo de renovación de cargos judiciales pactado con el PSOE pasa por la colocación de un amigo de Zapatero en la Comisión Nacional de la Energía. No obstante, El Mundo sólo observa esta intervención de Rato como una “revelación” del apaño entre el PP y el PSOE en la designación de los órganos judiciales, pero lo desvincula del caso Gescartera. Bien está subrayar y dar nuevos ejemplos del reparto de cromos que supone la designación política de los órganos judiciales, pero lo más relevante es que los reproches del PSOE al PP por la designación de Valiente y Giménez-Reyna tengan el poder de hacer confesar a Rato la naturaleza del apaño judicial que deja mal tanto al PSOE como al PP. Con la declaración de Rato no descubrimos el entierro de Montesquieu, cuyo cadáver hace tiempo que se pudre en nuestro país. Lo revelador es que el caso Gescartera lleve a Rato a un nerviosismo capaz de hacerle confesar la contribución del PP en el entierro.

Temas

En España

    0
    comentarios

    Servicios

    • Radarbot
    • Libro
    • Curso
    • Escultura