L. D. / Europa Press.- El testimonio de Peralta se considera de especial relevancia, pues a lo largo de los últimos días de comparecencias se han desvelado aspectos polémicos de su relación con Gescartera. Por ejemplo, el delegado de la agencia en Valladolid, Javier Valenzuela, que fue quien captó al Arzobispado como cliente, aseguró que comunicó al ecónomo de la Diócesis de Valladolid su marcha de la sociedad de Antonio Camacho porque le habían "pedido mentir" a la Comisión Nacional del Mercado de Valores.
Ante ese aviso, el Arzobispado cobró el 30 de marzo de 1999, cuando los técnicos investigaban a Gescartera, un cheque por valor de 1.105 millones de pesetas, lo que se interpreta como una retirada de su inversión. No obstante, luego volvió a reinvertir en la agencia de Camacho mientras Valenzuela, que en teoría había dimitido de malos modos, seguía acudiendo a diario a la sede de Gescartera en Valladolid para leer la prensa y hacer llamadas, como aseguró el director comercial.
Pero además, el encargado de aquella investigación de la CNMV, David Vives, director de Supervisión, aseguró ante el Congreso que algunos clientes de Gescartera, como el Arzobispado de Valladolid, colaboraban con la sociedad de Camacho en obstaculizar su labor de inspección. A su juicio, Peralta "colaboraba con Gescartera en intentar engañar" y se encerraba en un "diálogo de besugos". Fue a principios de abril de 1999, después de hablar precisamente con el ecónomo, cuando Vives llegó a la conclusión de que había que intervenir Gescartera.
También declara Antonio Botella
También para esta jornada está prevista la presencia ante la comisión de Antonio Botella, directivo de la Comisión Nacional del Marcado de Valores (CNMV) que asumió la investigación de la agencia de valores tras el relevo de David Vives desde el departamento de Vigilancia de Mercados.
En su comparecencia, Vives dijo que sólo había comentado dos cosas en la CNMV de la labor de sus sucesores. En primer lugar, criticó que cambiaran la fecha de referencia del expediente, lo que consideró un "error técnico grave" ya que suponía "empezar desde cero" y prescindir de su trabajo. Además, mostró su sorpresa por el cambio de actitud que, según le decían sus sucesores, mostraba con ellos Gescartera, muy distinta a la que tenían con él.
El que entonces era presidente de la CNMV, Juan Fernández-Armesto, señaló también ante el Congreso que Botella también era un profesional de su confianza y que su elección le pareció en su momento "prudente", pero también admitió que, visto lo ocurrido después, está dispuesto a admitir que aquel relevo fue un error, porque Vives se había acercado más a la realidad.
Ante ese aviso, el Arzobispado cobró el 30 de marzo de 1999, cuando los técnicos investigaban a Gescartera, un cheque por valor de 1.105 millones de pesetas, lo que se interpreta como una retirada de su inversión. No obstante, luego volvió a reinvertir en la agencia de Camacho mientras Valenzuela, que en teoría había dimitido de malos modos, seguía acudiendo a diario a la sede de Gescartera en Valladolid para leer la prensa y hacer llamadas, como aseguró el director comercial.
Pero además, el encargado de aquella investigación de la CNMV, David Vives, director de Supervisión, aseguró ante el Congreso que algunos clientes de Gescartera, como el Arzobispado de Valladolid, colaboraban con la sociedad de Camacho en obstaculizar su labor de inspección. A su juicio, Peralta "colaboraba con Gescartera en intentar engañar" y se encerraba en un "diálogo de besugos". Fue a principios de abril de 1999, después de hablar precisamente con el ecónomo, cuando Vives llegó a la conclusión de que había que intervenir Gescartera.
También declara Antonio Botella
También para esta jornada está prevista la presencia ante la comisión de Antonio Botella, directivo de la Comisión Nacional del Marcado de Valores (CNMV) que asumió la investigación de la agencia de valores tras el relevo de David Vives desde el departamento de Vigilancia de Mercados.
En su comparecencia, Vives dijo que sólo había comentado dos cosas en la CNMV de la labor de sus sucesores. En primer lugar, criticó que cambiaran la fecha de referencia del expediente, lo que consideró un "error técnico grave" ya que suponía "empezar desde cero" y prescindir de su trabajo. Además, mostró su sorpresa por el cambio de actitud que, según le decían sus sucesores, mostraba con ellos Gescartera, muy distinta a la que tenían con él.
El que entonces era presidente de la CNMV, Juan Fernández-Armesto, señaló también ante el Congreso que Botella también era un profesional de su confianza y que su elección le pareció en su momento "prudente", pero también admitió que, visto lo ocurrido después, está dispuesto a admitir que aquel relevo fue un error, porque Vives se había acercado más a la realidad.