Pese a que la luz que desprendía daba reflejo y molestaba a todos los que estaban sentados detrás, la periodista del corazón no paró de poner mensajitos hasta que su compañera se levantó de la butaca y salió fuera del teatro. Cinco minutos después regresó con dos cervezas y un paquete de palomitas y ambas empezaron a mordisquearlas como si fueran los adolescentes que protagonizan la función dirigida por Antonio del Real.
No sólo eso: Lozano y su compañera no pararon de comentar en alto los mensajitos del móvil la una a la otra –y ya se sabe lo inconfundible de la voz de la periodista de Sálvame, recuerda la autora del blog- pese a que el público les mandó callar repetidamente. Hasta que en medio de la función y tras varias llamadas de atención, ambas decidieron marcharse pese a que la obra no había acabado.
El blog describe la actitud como la de "dos pijas mal educadas", y la verdad es que no anda muy desencaminado.