No he hablado de Derecho ni del derecho a réplica, sino de la carnaza.
El periodista se ha metido en el estercolero para vender; la noble ha expuesto su vida privada en el escaparate de la opinión pública, siempre insaciable.
Si ya se habla de ella como de Belén Esteban, ¿qué mérito ni que nobleza demuestra la Nobleza?
Al final, son iguales "los que viven por sus manos, y los ricos" , como dijera Manrique, y eso conforma a la plebe rencorosa, inculta, airada y necesitada de sucedáneos de felicidad.
Gracias, no obstante, por su matización; pero, desde mi humilde punto de vista, en este caso, "no hay mejor desprecio que no hacer aprecio" y los tribunales hubieran podido colocar al periodista donde le corresponde: entre los que nutren los instintos más bajos y mediocres de nuestra sociedad.
Pues a mí me parece perfecto que defienda a su esposo. Está en su derecho, y no hay ninguna discusión como alega maskedfa; es mero derecho de réplica. Si considera que el periodista falta a la verdad, o que sus opiniones están equivocadas, tiene el mismo derecho a manifestarlo que el otro a publicar.
Cuando un buen periodista y una grande de España se enzarzan en semejantes fregados de cama y eficacia jodedora es que esto se ha ido al tacho.
Verdaderamente, el periodista se ha lucido en su falta de escrúpulos y de profesionalidad; pero, la grandeza de la Grande ha quedado como "Cagancho en Almagro". ¡Con lo poco que cuesta aplicar el refrán que recomienda cerrar la boca para evitar la entrada de moscas!
Es, en fin, la España de charanga y pandereta que vuelve con Zapatero, para más inri.