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La auténtica vida del Coronel Claus von Stauffenberg

(Libertad Digital) En el centro de Valkiria se encuentra la figura de Claus von Stauffenberg, el carismático aristócrata que finalmente lo arriesgaría todo para introducir una bomba en la sala de conferencias privada de Hitler. ¿Pero quién fue Stauffenberg? Tras pasar meses investigando su vida en profundidad, los guionistas McQuarrie y Alexander acordaron que se trataba de un personaje rodeado de cierto halo de misterio por haber desaparecido en la plenitud de la vida, con 36 años.

"Es imposible conocer completamente a Stauffenberg, por eso se le ha representado como un personaje enigmático dentro de la historia", afirma McQuarrie. "Durante años mucha gente ha intentado reflejar a Stauffenberg como un ejemplo o como cabeza de turco por distintos motivos, pero considero que finalmente lo que debemos hacer es valorarle por sus actos, por los riesgos que asumió y lo que intentó hacer".

Descendiente de 700 años de nobleza germana, Stauffenberg creció en Bavaria en el seno de una familia de élite. Con ciertas aptitudes artísticas, adoraba la arquitectura, la música y la poesía, pero en 1920 se convirtió en oficial del ejército, destacando bien pronto tanto por sus coléricos estallidos de individualismo como por sus incuestionables heroicidades. Se decía que fue distinguido por sus superiores debido a su instinto para la organización militar y la logística, por lo que ascendió rápidamente.

A principios de 1943, mientras combatía en África en la 10ª División Panzer, Stauffenberg resultó gravemente herido, perdiendo un ojo, su mano derecha y varios dedos de su mano izquierda. A pesar de tan terribles heridas, se le nombró Jefe de Personal en la Oficina General del Ejército en otoño de 1943. Para entonces ya se había unido a la resistencia. El 1 de julio de 1944, Stauffenberg fue asignado a la Jefatura del Estado Mayor, a cargo del Ejército de Reserva, un puesto que le permitiría asistir en persona a reuniones con Hitler. Así, de repente se encontró en la posición ideal para llevar a cabo un intento de asesinato contra el Führer.

El historiador Annedore Leber escribió acerca de Stauffenberg:

"Constituyó el prototipo de aquellos jóvenes oficiales de alto rango que, aunque tuviesen aseguradas sus propias carreras militares, sintieron sin embargo la necesidad de pasar a la acción. Actuaron desde el sentido de responsabilidad de todo oficial para con sus tropas, el sentido de responsabilidad de todo ciudadano para con su pueblo. Incluso los oficiales de la Gestapo que participaron en la investigación de los hechos del 20 de julio sintieron ese espíritu, puesto que hablaban de Stauffenberg con añoranza...".

Éste fue otro factor que sorprendió a McQuarrie y Alexander sobre la figura de Stauffenberg. Aunque existan algunos enigmas sobre su vida, es incuestionable su condición de un hombre de gran devoción y con una profunda ética. «Uno de los principales elementos que tengo claro es que Staunffenberg estaba motivado por el profundo sentido del deber de servir a sus compatriotas», dice Alexander. "No podemos saber cuál fue el momento exacto en que comenzó a albergar graves dudas sobre Hitler, pero una vez que se dio cuenta de lo que pasaba entre bastidores, creyó firmemente que su deber como alemán y como ser humano consistía en asumir la responsabilidad de suprimir a Hitler".

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