Ice Age 3: El origen de los dinosaurios. Scrat se echa novia, el resto...rutina
Correcta animación sin sorpresas y orientada a los más pequeños. El retorno de la ardilla Scrat –esta vez, sin bellota y con novia-, resulta moderadamente divertido, pero carece de todo asomo de genio. Para eso ya hemos tenido Los mundos de Coraline, y en pocos días podremos ver Up, de Pixar.
El panorama de la animación norteamericana atraviesa un momento contradictorio, al menos en cuanto a calidad se refiere. Por un lado, la taquilla acompaña de forma privilegiada a productos de Dreamworks como Shrek, o de Fox y ésta Ice Age 3: El origen de los dinosaurios, un simple artefacto sin pretensiones para hacer pasar un buen rato a los niños –y si hay suerte, a los padres- y vender muchas, muchas entradas y DVD's. Y por otro, las producciones de Pixar como Wall-E y la inminente –y maravillosa- Up, que sin dirigirse en especial a un sector u otro, siempre acaban siempre siendo joyas técnicas y narrativas.
Ice Age 3: el orígen de los dinosaurios pertenece a al extenso grupo de films de animación digital más o menos bien realizados que, a falta de querer contar algo, optan por limitarse a ser una mera aventura repleta de humoradas y personajes más o menos carismáticos, como es el caso de la ya famosa ardilla Scrat –que vuelve a proporcionar los momentos de más pura comedia física- o del perezoso Syd, que proporciona la débil excusa argumental para este nuevo capítulo de la exitosa saga.
Y al decir exitosa me remito a las cifras: la segunda entrega recaudó 651 millones de dólars sólo en cines a nivel mundial, mientras la primera se "conformó" con 383. En Ice Age 3 los protagonistas no se enfrentan a una lluvia de millones, sino a lo que para sus responsables es el desafío definitivo: emparejarse y formar una familia.
Naturalmente, todo asomo de historia o contenido es un mero espejismo, ya que la premisa se limita a eso, a premisa, mero recurso narrativo casi habitual en las terceras partes que apelan al sentimiento de familiaridad con sus personajes para justificarse a sí mismas. Hay que dar gracias, no obstante, a que el film rehuye el esperado énfasis en la moralina y apueste por la simple diversión, que se mantiene moderada y constante durante el metraje de la cinta.
Donde SÍ falla el film de Blue Sky es en el sentido del humor, que carece de la picardía de otros títulos recientes y se revela como demasiado infantil, sin referencias a la cultura popular que pueblan los éxitos Dreamworks de Shrek o la espectacular –y olvidable- Monstruos contra Alienígenas. No faltan tampoco bromas más dirigidas a los padres –ese romance de la popular ardilla Scrat con la voluptuosa Scate, y sobre todo su lograda conclusión-, pero el film no reserva ninguna sorpresa a lo largo del metraje.
Con gags funcionales y previsibles, Ice Age 3 resulta digerible porque se limita a entregar aquello que promete, como producto industrial de correcta factura y guión de libro. Sus responsables pisan camino conocido y se nota, confían excesivamente en algunos de sus personajes para salvar la función, y renuncian a hacer exhibiciones técnicas que nada hubieran aportado.
Pero no es de recibo quejarse o ser fatalista: a la mencionada Up de Pixar, los espectadores hemos podido disfrutar hace escasas semanas de un título comoLos mundos de Coralinede Henry Selick, de limitado impacto en las plateas pero llamado a convertirse en un todo un clásico de la animación y del cine.Lo más popular
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