La cena del Rey con Don Felipe y las Infantas el pasado 24 de marzo en un conocido restaurante madrileño, El Landó, ha suscitado todo tipo deinterprecaiones y suspicacias. ¿Qué despachó el monarca entre platos?
A la cena, tal y como publica La Otra Crónica de El Mundo, no asistieron ni doña Sofía, ni la familia política (Letizia Ortiz o Iñaki Urdangarín). La infanta Elena fue la promotora de la velada. Según parece, Carlos García Revenga, jefe de secretaría de las Infantas, fue el encargado de hacer la reserva. Como fue el día anterior al encuentro, no había mesas principales y se tuvieron que conformar con una "mala", en el medio del local. Zarzuela no puso problema alguno.
Ángel González, cuñado de Lucio Blázquez –responsable de Casa Lucio- y gerente del restaurante, saludó personalmente al Rey, que le dijo: "No sé por qué no vengo más porque me encanta" el lugar. Como anécdota, el actor norteamericano James Marsden estaba cenando en el local, y el Rey no dudó en ir a saludarle después de que su presencia provocara el comentario de las Infantas. "Voy a ir a ver tu película, como no me guste, te vas a enterar", le espetó el monarca.
Cenaron jamón, pan con tomate y coquinas, y el Rey, Doña Elena y el Príncipe pidieron dos solomillos para compartir y evitarse digestiones pesadas. La infanta Cristina prefirió una lubina. La cuenta no debió superar los 180 euros, que abonó la infanta Cristina.
Pero, anécdotas a un lado, ¿de qué se habló en esa cena? Los comensales de otras mesas afirmaron que el encuentro fue distendido en extremo. ¿Por qué no fueron Sofía o doña Letizia?
Ese día don Juan Carlos había oficiado solo el único acto del día. Por otro lado, se sabe que doña Letizia estaba en Madrid. Según LOC, el posible cansancio de la princesa no parece una excusa. Urdangarín permanecía en Washington. Y la Reina estaba de viaje oficial pero resulta extraño que en una cena familiar se celebrase sin ella.
Por un lado, el diario especula con la posibilidad de que el Rey quisiera celebrar con sus hijos el día del padre. Es la que se predica en Zarzuela, pero LOC la ve como una hipótesis demasiado cándida. Y no se tiene noticia de que la Familia Real sea especialmente devota de dicha festividad.
Otra sería dar ejemplo ante la crisis, cenando en un restaurante concurrido, en el que se habrían debatido temas como las revueltas en los países árabes. Esto serviría para dar una imagen de austeridad. El Rey también querría comunicar a sus hijos la necesidad de acallar rumores y llevarse bien, escondiendo clásicas rencillas entre, por ejemplo, las infantas y doña Letizia. La familia ante todo.
Otra posibilidad que señala LOC son los problemas de salud de Don Juan Carlos. EL 8 de mayo fue operado de un nódulo pulmonar. En verano apenas apareció en público y desde entonces los rumores sobre una posible abdicación no dejaron de crecer. En estas circunstancias, la cena podría ser un evento para comunicar la posibilidad de dejar el Trono por motivos de salud, lo que explicaría el aumento de la agenda de compromisos de don Felipe.
Pero el propio diario rechaza esta opción. El Rey, dicen, está recuperado y apenas arrastra algunas molestias de espaldas. No parece tampoco el lugar idóneo para debatir el tema.
La última de las hipótesis hace referencia a la intención del Rey de tener menos actividad después de 37 años de reinado y una vida dedicada al Trono, repleta de sacrificios personales. Quizá Don Juan Carlos y Doña Sofía deseen dedicar algo más de tiempo a su vida privada, hacer viajes, y ceder las riendas y las responsabilidades al príncipe y las infantas.