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Cómo entrenar a tu dragón: Espectacular fantasía vikinga

Dreamworks Animation, el irregular estudio responsable de taquillazos como Shrek o Monstruos contra Alienígenas, repite en la animación digital y en 3D con el que resulta, sin embargo, su mejor film hasta la fecha. Una aventura espectacular y emotiva apta para todos los públicos.

Existen algunos volúmenes de referencia a la hora de confeccionar un guión de aventura en la industria cinematográfica de EEUU. Sin ir más lejos, el escritor Christopher Vogler logró con "El viaje del escritor" codificar la mitología del héroe en el cine de forma eficaz y brillante. Esto viene a cuento porque Cómo entrenar a tu dragón parece seguir punto por punto las líneas maestras básicas del género que (casi) todos conocemos y admiramos.

Todo esto podría desembocar en la rutina pura y dura. Pero no se engañen. En el caso de Cómo entrenar a tu dragón es precisamente por eso, y pese a que responde de cabo a rabo a una fórmula dada, que resulta una película tan indiscutiblemente viva y dinámica, que ni se deja aplastar por sus abundantes tópicos ni por el lenguaje estandarizado de la animación comercial, del que, por cierto, no se aleja ni una milésima.

Al igual que la reciente Lluvia de albóndigas, el film triunfa gracias a un mecanismo que, a diferencia de otras muchas producciones rutinarias de Dreamworks Animation, da como resultado un film de aventuras animadas ejemplar. Sólo así uno se explica la sucesión de maravillosos momentos tales como los sucesivos montajes que muestran el progresivo acercamiento entre Hiccup y el dragón, que culminan con un memorable vuelo de aprendizaje sobre el océano (y que recuerdan a los mejores momentos de Superman y, sobre todo, E.T.), o la complicidad y simpatía que genera el diseño de Desdentao, el dragón protagonista. Cómo entrenar a tu dragón destaca, en definitiva, por la empatía que despiertan los personajes y por el diseño y factura técnica del film al completo, poniendo en primer lugar la portentosa banda sonora de John Powell, tanto cuando toca animar las escenas de acción como las de personajes, y siempre con una pasión que acongoja.  

Pero es que el film está repleto de instantes memorables, que si bien no alcanzan el nivel de Pixar Animation (responsables de Up), sí consiguen que la película esté a la altura de muchos films Disney. Los creadores del film triunfan tanto en los momentos épicos (la espectacularidad del desenlace es innegable) como en los más edulcorados (ver el hermoso paralelismo entre el niño y el dragón al final de la película), y además aciertan con la necesaria ración de sentimentalismo y romance, ofrecidos con cierta personalidad y clase.

Un apunte sobre el uso del 3D. Si en producciones como Alicia en el País de las Maravillas y otras combinaciones de imagen real y digital se revela como altamente innecesaria (a la espera de ver el resultado en la inminente Furia de Titanes), la profundidad y expresividad de los resultados en films de animación al modo de Cómo entrenar a tu dragón está fuera de toda duda. Dicho de otro modo, una maravilla.

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