L D (Europa Press) Sólo tres semanas después de ver al Príncipe Enrique de Inglaterra con su novia Chelsy Davy de vacaciones en unas paradisíacas playas del Caribe, la pareja ha decidido romper su relación. Al parecer, ha sido la joven sudafricana quien ha decidido poner punto y final a su noviazgo con el nieto de Isabel II, con quien llevaba más de cinco años, porque "no podía aguantar más la vida de su novio", explica un amigo de la joven al Daily Mail, y es que, dice, ella se sentía presionada porque ahora el príncipe se va a completar durante un año y medio su carrera militar.
El propio Enrique ya había mostrado en su entorno su preocupación por el estado de su relación. Después de un tiempo en Afganistán, tras lo cual fue ascendido a Teniente, el joven de 24 años confesó que había tensiones en la pareja ante los 18 meses que debe de cumplir ahora con el Ejército del Aire, una dura formación "que no le dará tiempo para novias", explicó el amigo quien apuntó que el segundo hijo de Carlos de Inglaterra "vivirá en un cuarto modesto con una cama y no se le permitirá salir de lunes a viernes".
Enrique y Chelsy hablaron durante sus vacaciones de Navidad sobre cómo iban a afrontar esta situación y ella decidió reconsiderar su futuro. De este modo, Davy, que se había trasladado a Londres para estar más con su pareja, se ha dado cuenta de que su situación no era la ideal para llevar a cabo una vida en común con el príncipe. Además, explica el rotativo británico en una información recogida por otr/press, parece que no hay vuelta atrás a esta decisión y la propia Chelsy ha cambiado en su página personal de facebook su estado sentimental a "sin pareja".
Los amigos del hijo de Diana da Gales destacan que éste lo está pasando mal. "Es todo muy reciente y además le ha venido de repente. Eran una pareja muy enamorada y ella era la única personas que había puesto 'derecho' a Enrique cuando llevaba una vida muy ajetreada", explican sus allegados. Ahora, el futuro del príncipe es claro, mientras que el de ella está algo confuso ya que había planeado unirse como becaria a la plantilla del despacho de abogados de Ciudad Allen y Overy en la capital londinense tras de su graduación. La propia empresa confirmó haberle ofrecido un puesto y que ella había aceptado, aunque puede que esta situación le haga volver definitivamente a su país natal.