El actor afirma que su violenta reacción cuando su mujer le pidió el divorcio se debió al exceso de alcohol ingerido, y que si hubiera estado sobrio nada de eso habría ocurrido.
Según informa "Contact Music", fuentes cercanas a la pareja aseguran que "Charlie se siente fatal", y que "se dejó llevar por la bebida". El actor y su mujer Brooke habían estado bebiendo champán la noche en que todo ocurrió.
Ahora Charlie está intentando redimirse por lo ocurrido, sobre todo por sus gemelos de nueve meses; el actor afirma que "quiere estar con sus hijos", algo que podría ser difícil si finalmente los servicios sociales se los retiran como consecuencia de la supuesta agresión.
En cuanto a la relación con su mujer, el actor está decidido a continuar con ella y hacer que su tercer matrimonio dure: "Charlie tiene dos hijos pequeños y no quiere divorciarse otra vez". Para ello, la pareja recibirá orientación profesional, con la que pretenden mejorar la manera que tienen de relacionarse.