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Celda 211: Eficaz thriller con un gran Luis Tosar

Celda 211 es un thriller carcelario la mar de efectivo, pese a su cambio de tercio a mitad de metraje. El film se beneficia de un Luis Tosar que llena la pantalla y de un tono inusitadamente agresivo, que se pasea entre el thriller y el drama… hasta que se decide por lo segundo.

El film se beneficia de una propuesta inicial que señala caminos casi desconocidos en el panorama del cine patrio reciente, acosado por dramas intrascendentes o propuestas falsamente autorales, por el aburrimiento estético y el academicismo disfrazado de provocación. Porque la película comienza con fuerza y energía, acotando su terreno de juego y proponiendo una escalada de tensión y peligro rematadamente entretenida.

Celda 211 juega en su primera mitad con varias incertidumbres que mantienen el pabellón bien alto, y que Monzón visualiza con corrección. Desde los recelos de los presos acerca de la verdadera identidad del guardia infiltrado, hasta la imprevisible crueldad e inteligencia aportada por Tosar a su ya mítico personaje, Celda 211 dibuja una España cínica y negra repleta de instituciones frígidas e indecisas, funcionarios inútiles, reclusos peligrosos y un afilado humor negro en la línea del mejor cine de secuestros, para deleite del que esto suscribe.

Pero es en torno a la mitad de su metraje cuando su guionista Guerricaechevarría y Monzón deciden que el cine de género les "encorseta", y en su determinación por exprimir nuevos niveles de lectura –que la película ya tenía antes-, se pasan de ambiciosos. La manera de presentar la tragedia que precipita el final del film no es verosímil, oscila entre lo accidental y lo grotesco y da al traste con lo logrado hasta entonces, un thriller que apuntaba maneras directas, toscas e imprevisibles. Este fatalismo de parvulario desarticula la oscura épica del insolente thriller que habían planteado y que era recibido con ganas, y cae en diversas incoherencias al dirigir sus miras hacia el drama puro y duro. Es precisamente cuando el film trata de justificarse cuando se deslizan los tópicos más sobados y se finiquitan las verdaderas posibilidades del relato, que hasta entonces ya era un thriller y un drama entretenido y para nada vulgar.

Que no cunda el pánico: pese a que Celda 211 renuncie a la mitad a entregar un amargo thriller repleto de recovecos, todavía sigue siendo un film interesante, algo edulcorado, pero que deja un Tosar que devora a todos sus compañeros de reparto con un personaje decididamente divertido, absolutamente amenazante y destinado a pasar a la memoria colectiva del cine español. Le acompañan un Resines y un Carlos Bardem que aportan con su sola presencia todo el inconformismo que los responsables de su guión han querido evidenciar en exceso.

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