La Bardot, exmusa de la ultraderecha francesa e inefable defensora del derecho a la vida de los animales, odia las corridas de toros casi tanto como a los homosexuales y los inmigrantes ilegales, circunstancia ésta última que le valió una condena en Francia por xenofobia.
Su amor por los animales, siempre que no pertenezcan a la especie humana, le ha llevado a protagonizar sonadas campañas, como cuando en 2005 posó con una imagen retocada en la que se veía a una foca a paleando a un bebé humano, para denunciar la caza de focas en Canadá.
Una de las razones por las que ha publicado esta carta dirigida a Carla Bruni, es que la esposa del presidente francés ha colaborado en ocasiones con la organización en defensa de los animales PETA. De hecho, la primera dama francesa tiene dicho a los modistos que le prestan sus creaciones para los actos de sociedad que no incluyan ninguna prenda de piel.
La sensibilidad de Bruni y el activismo equinoccial de Brigitte Bardot se unen así para acabar con las corridas de toros y, de paso, con el toro bravo, especie cuya una razón de ser es, precisamente, su participación en los festejos taurinos, aunque sobre éste último aspecto ninguna de las dos se ha pronunciado hasta el momento.