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ESTRENO: 19 DE FEBRERO

Arthur y la venganza de Maltazard: El industrioso talento de Luc Besson

La segunda parte de los Minimoys de Luc Besson, cuya primera entrega fue un éxito de taquilla a nivel mundial, nos presenta a Arthur tratando de regresar a toda costa al mundo en miniatura para salvar a sus amigos y a la princesa Selenia. La tercera parte de la saga infantil ya está anunciada.

La segunda parte de los Minimoys de Luc Besson, cuya primera entrega fue un éxito de taquilla a nivel mundial, nos presenta a Arthur tratando de regresar a toda costa al mundo en miniatura para salvar a sus amigos y a la princesa Selenia. La tercera parte de la saga infantil ya está anunciada.

Arthur y la Venganza de Maltazard es el nuevo asalto a las carteleras del mañoso galo Luc Besson, facturador de entretenimientos de los géneros más populares elaborados sin mayores complicaciones, y exportables al mercado americano. Con Arthur y los minimoys el director de El quinto elemento se marcó un tanto comercial hará tres años, de modo que su continuación no podía tardar demasiado. La presente apenas llega al suficiente, si es que lo hace.

Y es que a Besson se le ha visto el plumero en demasiadas ocasiones, pero en esta se le ha ido un tanto la mano al aplicar criterios de manufactura fácil a un producto infantil. El asunto tiene su gracia a la hora de confeccionar films de acción, donde el oportunismo se asume y hasta se disfruta. Pero el caso de Arthur y la venganza de Maltazard es distinto porque se trata de, pura y simplemente, media película. Como si de Matrix o Piratas del Caribe se tratara, Besson deja abierta a una tercera entrega –ya filmada, y anunciada en los títulos de crédito de la presente- el desenlace de la aventurilla, dejando en ascuas y con ganas de más –o no, quién sabe- a los más pequeñajos, el público potencial de la cinta.

Aparte de la discutible faena, eso convierte a Arthur y la venganza de Maltazard en un film atascado, cojo y sin objetivos definidos. Los personajes se pasean por la mecánica trama sin que tengamos demasiado claras sus motivaciones, que se dejan para la tercera entrega. Y por el camino Besson se sube al carro de un ecologismo de quita y pon un tanto sonrojante y tira descaradamente de estereotipos, que están bien a veces para ahorrar tiempo, pero que tienen su peligro cuando son raciales o de género.

Pero tampoco es plan de buscarle tres pies al gato. Arthur y la venganza de Maltazard cumple sin más en su género, y su factura visual se revela suficiente incluso para los tiempos que corren. A pesar de que el despliegue de efectos digitales ya lo hemos visto antes, Besson dirige con ritmo, habilidad y sentido del humor, y la bonita ambientación y el tono afable hace del film una experiencia relativamente amena y absolutamente olvidable.

En Chic

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