Buenas noches. Voy a desahogarme un rato. Te ha tocado, "zampona". Eres, como mínimo, una grandísima HIPOCRITA. Eso para empezar. Los de la ceja o titiriteros sois por lo general, todos uno hipócritas. Millonarios de izquierda forrados hasta las trancas durante el régimen franquista. ¿Eh? ZAMPO Y YO. No vivias nada mal, y además forrándote con el general Franco de por medio ¿Eh? Luego con felipe ya acabaste de alicatar tus baños con baldosas de Au. ¿Eh? Pillina. Qué mal tienes que estar tú pasando esta crisis... Hipócrita. Vente a vivir a una vivienda de protección oficial de 65m2 del sur de Madrid durante 40 años... Hipócrita. Y vive con un sueldo de 900 o 1100 euros al mes. Sinvergüenza. Que poco os debemos los españoles a gentuza como vosotros. Os mereceis que ya no lleneis las giras de conciertos y que se presenten allí los 4 monos sectarios de izquierda que siempre os han lamido el culo. Ponte el dedo ese de la ceja al reves y ya sabes qué debes hacer con él. Orgasmos democráticos que diría zerolo...
¡Dios mío! ¿quien le ha cocido el cerebro a este genio? Es lo que tiene dedicarse al artisteo desde niña y no hacer la EGB... que luego se paren chorradas como las conejas paren animalillos.
Mírala, mírala.
Mírala, mírala
Qué tía más descará.
Chata, que no te enteras, es que entonces estábamos en la Champions league de la economía, que lo dijo el Gran Timonel, que ya habiamos pasado a Italia y que se preparase Francia, que nos los ivamos a comer...o sea, que de nuevos ricos, nada. Pero esta, porque no se volverá a la portería...
Pero estos, que fumarán, Dios mio, que fumarán...
De verdad, de verdad que hay que ser tonta. Y lo mejor es que no se da cuenta.
Ya lo dijo Forrest Gump...
Está muy claro. Estas son las consignas de ahora. También hablan de que el estado del bienestar es insostenible y se quedan tan panchos. Y además lo repiten una y otra vez. Los que tienen y también los muertos de hambre que viven de un sueldo mileurista. Es que es como La Rebelión en la Granja de Orwell.
Bien, ahora nos tocará al pueblo: ventilador en lugar de aire acondicionado. Garbanzos y lentejas y papas sin carne en lugar de otras cosas. Jamón deshuesado si se puede, en vez de paleta ibérica. Mucho gazpacho en verano y mucho avecrem en invierno.
La ropa, ya ni de mercadillos, sencillamente remendada y los zapatos con agujeros. Y volviendo a las casas de vecinos o viviendo en pisos pateras.
Es decir: eliminar la clase media. Ese es el fin del marxismo. Una pequeña clase dominante, con comisarios políticos infiltrados en todos sitios y después una gran masa de esclavos.
¡Por favor, que se acabe pronto la película!.
LA CULTURA DEL ARTISTEO
Siempre me gustó el cine. Desde muy niño, procuraba reunir las tres pesetas que costaba la entrada de “delante” en cualquiera de los cinematógrafos de mi provinciana ciudad. El cine sigue formando parte de mi afición por las humanidades en general. Lo que pasa es que mi cinefilia se ha vuelto inversamente proporcional a la lejanía del local. Lo de los multicines no lo llevo muy bien. La sala única formaba parte del rito de la película. Como el fútbol. No es lo mismo verlo en el lugar de culto que es el estadio que en la televisión. Pierde magia.
Antaño consideraba a los actores como intérpretes de un mundo en el que ellos no eran sino servidores de la idea de un tercero. El escritor y el guionista eran los intelectuales. Los artistas, meros cómicos que traducían el mensaje cifrado a un lenguaje entendible por todos. Como los juglares o los trovadores que cantaban poemas de otros. Vehículos que transmitían cultura pero, sobre todo, sueños, quimeras, mitos. La ficción cobraba un viso de realidad que se prolongaba casi dos horas. Nunca vi en Paul Newman ínfulas de Hemingway. Ni a la Loren aparentar la vida interior de la Fallaci. Mucho menos al mismísimo Fernán Gómez vanagloriarse -pudiendo hacerlo con razón- de su caudal como autor. Actores y actrices extraordinarios que nos transportaban en volandas a un mundo hermoso por lo distinto y por lo alucinante.
En nuestros días, las cosas han cambiado mucho. Sobre todo, en esta España de nuestros amores. Las españoladas que criticábamos en los setenta se han convertido en filmes de coleccionista. Los protagonistas de aquellas películas eran auténticos genios de la ficción. No veíamos a la persona que tras el histrión vive, no. Sólo contemplábamos al personaje. Tal era su capacidad de transportarnos. Tal era su categoría para sustraernos a la presencia de la cámara. Hoy, la cosa es diferente. Cuando veo una película española, me doy cuenta de que Conchita Velasco no es ya la eterna chica de la cruz roja, sino una profesional del teatro que recibe subvenciones del partido socialista. Y si estoy viendo una entrevista a José Sacristán, ejercito el zapping a fin de no escuchar las falsas protestas progres de un representante interesado de la “ceja”. Federico Lupi se ha despojado de su fuerza de gaucho con carácter y se ha enfundado la malla de amanerado hooligan del poder que paga a los de su cuadrilla.
Se las dan de gente de izquierda comprometidos con el pueblo a la vez que de intelectuales de renombre inmemorial. Los pobres no ven más allá del horizonte de un bolsillo que les repiquetea y, como defienden los behavioristas, babean cuando escuchan la campana del dueño que desembolsa monedas conductistas.
Han pasado de actores a gente del artisteo. De bohemios a politicastros de salones de dudosa nobleza. De magos a titiriteros. De payasos a famosillos del sálvame. Ni siquiera pueden competir con Belén Esteban ni con los alumnos de la escuela del método del gran hermano. Éstos son naturales. Los de la profesión, derrochan artificialidad. Los muchachos de telecinco juegan un papel creíble. Los de la ceja, ya no encajan. Están descoyuntados por la fuerza centrípeta de la campanilla subvencionadora. Se agotan y se agostan en el Annapurna de la defensa de Garzón o de la guardia pretoriana de Zapatero. Son intelectuales mínimos a los que el arte de Talía no les es afecto. Sus amores son otros, más prosaicos.
El intelecto, cejistas o cejudos, actores o cómicos, no está al alcance de cualquiera. El mejor pianista nunca besará la frente de Mozart. Pocos actores pueden alardear de su inteligencia. Muchos de ellos, sin embargo, son absolutamente listos. O listillos. Ellos.
Un saludo.
Tu si que eres una nueva rica; y además anunciando una crema para el cutis con extracto perlas molidas.. Así se te vuelva mi..da de perro cuando te la untes, nos darías "motivos para la alegría"
Estos millonarios titiricejos como Ana Belén son los mayores amantes del lujo que hay y no van a renunciar a la riqueza jamás porque forma parte de su idiosincrasia que es tan hipócrita y falsa que critica al adinerado capitalista banquero, por ejemplo, mientras ella vivirá rodeada de lujos propios, en mansiones con servicio doméstico inmigrante y dándose toda clase de caprichos caros en comidas, viajes, fiestas, vestidos y joyas, además de mandar a sus hijos a universidades extranjeras para millonarios. Esta es la izquierda arquetípica, la última representante del marxismo.
Pongamos las cosas en su sitio: como nuevos ricos sólo han vivido, viven y vivirán unos pocos en este país, por ejemplo, los se hacen millonarios con los derechos de la SGAE y con los favores de sus padrinos y socios izquierdistas, como los titiricejos.Este lujo que por cierto se predica cada vez más en los programas y series de las teles de la progresía sociata como la Sexta, Cuatro, TVE donde enseñan sus casas, sus vestidos, sus cochazos, sus amoríos, etc...
¡¡¡ que admiración tiene la izquierda por el lujo propio y que odio por el ajeno !!!.