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Gemelos saltarines y 'linternas humanas', rumbo a Eurovisión

Chipre, Rumanía, Moldavia, Hungría, Islandia, Albania, Grecia e Irlanda han conseguido su pase.

El coro de abuelas de Rusia y la danesa Soluna Samay, dos de los candidatos mejor posicionados en las apuestas para la victoria en Eurovisión 2012, han consolidado sus posibilidades en la primera semifinal, al clasificarse para la gran final que se celebrará el sábado en la capital azerí, Bakú.

Los otros ocho países que han conseguido su pase, gracias a la combinación de puntos del ‘televoto’ y de un jurado profesional, han sido Chipre, Rumanía, Moldavia, Hungría, Islandia, Albania, Grecia e Irlanda. Se quedan fuera Montenegro, Letonia, Suiza, Bélgica, Finlandia, Israel, San Marino y Austria. Los diez ganadores se encontrarán con los diez de la semifinal del próximo jueves y con los países del Big Five -España, Italia, Alemania, Francia y Reino Unido-, además del anfitrión, Azerbaiyán.

Después de meses de preparativos y una vasta organización, esta potencia petrolera ha mostrado las cartas de su primer y orgulloso festival de Eurovisión con la celebración de la primera semifinal, que ha retransmitido RTVE y en la que ha podido votar el público español. El impresionante escenario, diseñado por segundo año consecutivo por Florian Wieder, colaborador asiduo de los premios MTV, ha acogido en primer lugar el rap del montenegrino Rambo Amadeus, con su apropiado rap Euro Neuro, y el dúo islandés Greta Salóme & Jónsi, con el romántico y onírico Never Forget. Ha habido rock al estilo U2 con los hermanos suizos Sinplus –Unbreakable-, del tipo indie y psicodélico con los israelíes Izabo –Time- e, incluso, a cargo de los ganadores del último premio MTV a la mejor banda húngara, Compact Disco, con Sound Of Our Hearts. También ha habido temas más movidos a cargo de las representantes griega y chipriota, Eleftheria Eleftheriou e Ivi Adamou, respectivamente, quienes ya fueron rivales en una de las ediciones de la versión helena del concurso de talentos X Factor.

Una de las actuaciones más llamativas, sobre todo para el público hispanoparlante, habrá sido la del numeroso conjunto rumano Mandinga, compuesto por músicos de ese país y cubanos, que han interpretado en castellano gran parte del veraniego Zaleilah, que remite a la música de su compatriota Inna. Como en las últimas ediciones del festival, el alcance de las extravagancias parece cada vez más contenido, aunque Eurovisión es un programa de televisión en la misma medida que un concurso de la canción, y qué sería de ambos mundos sin un reducto para el exceso. Un perfecto reflejo de esa combinación la ha dado la albanesa Rona Nishliu, con su desgarradora balada Suus y un moño a lo princesa Amidala de Star Wars.

Según informa EFE, más por la singularidad de su propuesta que por empujar el límite del ridículo, en este apartado destaca el coro folk de abuelas rusas Buranovskiye Babushki, que, vestidas con trajes típicos de su región, Buranovo, ha escenificado un festivo horneado de pan con Party For Everybody.

No se puede pasar por alto el portátil kitsch de la representante de San Marino, cantando a las redes sociales, el vestuario fosforescente de los raperos austríacos o la imposible coreografía del moldavo, Pasha Parfeny en Lautar. Ni mucho menos la presentación de los gemelos irlandeses Jedward, que repiten en Eurovisión rebajando grados a sus atómicos tupés para cedérselos a una indumentaria espacial con Waterline. Así, y con una fuente de por medio, ellos han cerrado el turno de actuaciones.

La segunda semifinal, que se celebrará este jueves, contará con las actuaciones de otros 18 países, a tener en cuenta las de Suecia, la gran favorita, así como las de Serbia, Noruega y Ucrania.

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