"Le hicieron una foto de los dedos porque tenía miedo de haberlos perdido"
El accidente de Froilán no tendrá secuelas, pero pudo haber sido peor. El joven temía haber perdido todos los dedos del pie.
Garray, Soria, a las 16:30 horas de la tarde, en la finca de 600 hectáreas de El Garrejo, propiedad de los seis hermanos Marichalar. Tras dispararse él mismo en un pie, Felipe de Marichalar se desplomó sobre el suelo mientras su padre y su hermana Victoria Federica, de sólo 11 años, se precipitaban sobre él.
Según La Otra Crónica, que ha hablado con diversas fuentes para tratar de reproducir los hechos de forma fidedigna, la familia salía de la explanada de la casa del Garrejo par tirar al blanco cuando al niño se le disparó en el pie la escopeta. Según un cazador de la zona, "desde luego no estaban cazando porque en la finca no hay ni rabo. Además estamos en veda".
El niño disfrutaba de su último día de vacaciones antes de volver al colegio Santa María del Pilar en Madrid. Siempre travieso y descarado, Froilán disfruta especialmente de su estancia en la finca y estaba apurando las últimas horas con su padre.
El niño caminaba delante de Jaime de Marichalar y Victoria Federica. Llevaba la escopeta cerrada y cargada, sin que su padre se hubiera percatado de ello, quien todavía no sabe muy bien lo que pasó. El joven debía llevar el rifle en la axila, sujetándola con la mano mientras apuntaba al suelo. El niño adelantó el pie derecho justo cuando detonó.
Según fuentes de LOC, normalmente cuando se camina se tiene el arma abierta o descargada. Su padre y su hija estaban fuera de tiro, lo que demuestra que el niño sí tenía nociones de seguridad. "No siempre se trata de una imprudencia, sino de mala suerte", dicen las fuentes de la publicación.
El exduque reaccionó con rapidez, metió a Froilán en el coche y diez minutos después estaban en la sala de urgencias del Hospital Santa Bárbara en Soria. Los médicos constataron que el orificio de entrada estaba en el dorso del pie derecho, de trayectoria recta y salida por la planta del pie.
La herida resultó limpia debido a que el disparo fue a muy poca distancia. Si llega a estar más lejos, le hubiera destrozado el pie, dicen en la clínica Quirón, donde Froilán fue desplazado para realizar la limpieza quirúrgica.
Su madre, la infanta Elena, no tardó en llegar. Aseguran que su tono era amable, conciliador y sereno, y que de hecho era don Jaime de Marichalar quien estaba angustiado. "El error ha sido mío, mamá, papá no tiene la culpa de nada", dijo el muchacho.
Según el relato de los médicos, Felipe de Marichalar llegó angustiado, y sólo tenía palabras para exculpar a su padre. Quería mirarse el pie "porque tenía miedo de haber perdido todos los dedos". Uno de los miembros del equipo médico le hizo una foto del pie con el móvil y se la enseñó, y se quedó mucho más tranquilo.
Al parecer, no le quedará secuela alguna. "Al estar tan cerca los plomos se concentraron y no le han dañado los huesos. Eso sí, le ha afectado a un tendón y tiene por lo menos para tres semanas de reposo en casa", dicen personas cercanas a la infanta. Froilán no perderá ningún dedo.
Ahora, su evolución es favorable, pese a que no fue dado de alta el viernes, tal y como estaba previsto. Queda pendiente una nueva revisión quirúrgica, ya que podría necesitar intibioterapia intravenosa, unos fuertes analgésicos que no puede tomar por la vía oral.
Sus padres, mientras, se alternan para estar con el joven y que esté siempre acompañado. "Menudo enfado tiene mi padre", oyeron decir el viernes a Froilán.
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