En su reaparición en el acto Mujeres por África, el pasado mes de febrero, la exvicepresidenta Maria Teresa Fernández de la Vega sorprendió a la opinión pública con un nuevo y juvenil rostro muy alejado del aspecto recordado por todos.
La exvicepresidenta no sólo había cambiado su peinado y estilo de vestir, sino que lucía bastantes años y arrugas menos. Tal y como aseguró Carlos Pérez Gimeno, el responsable del cambio de De la Vega fue el cirujano Enrique Monereo, uno de los máximos especialistas en liftings faciales y bótox y responsable de los cambios en muchas estrellas de cine.
Pese a que el propio cirujano reconoció la intervención, ahora De la Vega se desmarca con unas declaraciones en la revista Yo Dona en las que dice no haberse operado, y que si lo hubiera hecho, "no tendría inconveniente en decirlo".
De la Vega atribuye su mejora a que ya no trabaja tanto como en su etapa en el Gobierno de Zapatero. "Me he recuperado poco a poco en estos doce meses tras casi siete años de trabajo intensísimo, dormir poco y no descansar nada".
Dice De la Vega que ha ganado peso y duerme más, y que también se "cuida más". "He ganado algunos kilos, que en una persona de mi estructura se notan".
Además, la exvicepresidenta dice mostrarse "sorprendida" y "triste" porque el debate sobre su aspecto haya suscitado más interés que un tema de "gran interés social" como el que motivó su asistencia al acto de Mujeres por África.