Esta semana, las mujeres vienen pisando fuerte en la Pasarela del desacierto, haciendo suyo el monopolio del mal gusto. Aunque no del todo, más adelante me entenderán.
La primera en dejarnos las retinas en estado de shock ha sido Amaia Montero. La exlíder de La Oreja de Van Gogh y actual vocalista de sí misma posa en absolutamente todas las revistas por diversos motivos. En una habla de aquél novio que tuvo llamado Gonzalo Miró, en otra "presume de figura", en la de más allá habla de su trayectoria profesional....¡Despierten! que la chica debe estar de promoción, hay que entenderlo. Pues eso, que con tanto jaleo de posados y declaraciones sositas, lo difícil es no meter la pata, estilísticamente hablando. A ella le ha pasado en la revista Semana, donde no sabemos si un mal asesoramiento o una pérdida momentánea de visión le ha hecho ponerse una especie de peluche como jersey, con una inspiración en Espinete muy chunga. Así posa ella, sonriente, como si lo que llevara no fuera una pesadilla sintética, sino la joya de la corona de cualquier boutique parisina. Muy reseñable también el rescate que hace Montero de la moda de arrastrar los pantalones de campana, tan propia de nuestros adolescentes noventeros.
Y no sólo en las sesiones de fotos nuestras estrellas meten la pata: también en la BBC (Bodas Bautizos y Comuniones). O si no, miren ustedes cómo asistió a un bautizo Rociíto: con unos leggins y una peluda chaqueta azul celeste. Estaba dispuesta a perdonarle la nefasta combinación de toda la gama de azules existente, hasta que ví la forma en la que acaban sus leggins: en una tira elástica. Muy Jane Fonda, sí. Metidos en los zapatos, ahí, como si nada. Tampoco ayuda mucho Fidel a reducir el horrible impacto del atuendo de su señora. Él hace su aportación con un cuello de la camisa que por muchos días que viva jamás llegaré comprender. Desde aquí hago un llamamiento: derribemos el mito de que las parejas deben ir vestidas del mismo color a las ceremonias: si es para hacer ESTO, no.
La Pantoja va a ser abuela, y está que no cabe en sí, pasando un buen momento. Quizás así se explique por qué ha decidido regresar al look bolsas de basura que tanto popularizara un novio suyo, o la mujer de este, que ya me pierdo. El caso es que Isabel se pertrechado contra el frío con un plumas negro, absolutamente inmenso, y con unos enormes botones que dejan claro que es de Chanel. Tan burdos son, que luego los señores de la firma francesa no deben quejarse de que nuestros amigos asiáticos les plagien los modelitos. ¿No había algo más fisno o más discreto? En fin. El bolso negro completa la impresión visual de ‘bolsa de basura’ gigante.
Pero no todas son mujeres en el erial de los modelos desacertados. Si hace un par de semanas ya dimos por imposible al ‘aristócrata’ de la prensa rosa, hoy nos llega la confirmación oficial: El Duque tiene algún tipo de problema con la ropa, los ojos, o la hipoteca. O si no, explíquenme cómo se puede vestir tan rematadamente mal.