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Los zapatones de Diane Keaton y las cadenas del novio de Longoria

Otra semana más, llega la Pasarela Neptuno, donde las las aberraciones estéticas a veces se perdonan... pero siempre se señalan.

Otra semana más, llega la Pasarela Neptuno, donde las las aberraciones estéticas a veces se perdonan... pero siempre se señalan.

Mientras el ciudadano medio se hace cruces tratando de encontrar un centímetro de playa a la que huir en agosto, nuestros famosos ya han emigrado hacia tierras más cálidas. Y allí que se han ido todos, a lucir lo logrado en el gimnasio, chapoteando en las cálidas aguas de toda nuestra geografía y parte del extranjero.

Y aunque en bikini están todos estupendos, aún quedan algunos rezagados que han escogido el modelazo con poco tino y menos interés. Sin dudarlo, esta semana el premio gordo a la equivocación estética se lo lleva la grandiosa actriz Diane Keaton.

Puede que la recuerden marcando tendencia con sus looks masculinos, logrando acaparar todas las miradas en los grandes premios, tan sólo con un esmoquin. Como ya hemos dicho en otras ocasiones, qué duda cabe, hasta las musas tienen malos días... y hasta en esos días los fotógrafos andan al acecho. Y en estas que han pillado a la actriz, de 65 años, con un vestido poco favorecedor –abullonado, dicen- estampado por el mismísimo Lucifer, y con un gran cinturón, excesivo e innecesario. Pero lo realmente chocante comienza al sur de las rodillas: Keaton lleva unas cabareteras medias de rejilla con encaje, que terminan en una especie de zapatones insólitos. La intérprete le da su toque personal a este aspecto, quitándole los cordones, para que las solapas campen a sus anchas. Diane, para comprar el pan un chándal habría bastado.

Otro que tampoco ha dado en el clavo es el hermano de Penélope Cruz, Eduardo. A punto de salir de viaje junto a su novia, la desesperada Eva Longoria, ha escogido el look incorrecto. El cantante fusiona el estilo de M.A y el de rapero molón, con escaso éxito. Sudadera de chándal, vaqueros aceptables y... cadenas por encima de la camiseta. Éste último es el detalle realmente merecedor de un suspenso contundente, que estropea un aspecto bastante discreto, por lo demás. Eduardo hijo, ¡Que desluces con tu novia! .

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