Un partido nacionalista que no considera a su comunidad autónoma una parte de España ha pactado con el Gobierno socialista la ruptura de la caja única de la Seguridad Social. El egoísmo y la falta de responsabilidad del presidente Zapatero costarán muy caro a los ciudadanos y a las empresas que no desarrollen su actividad dentro del País Vasco, ya que a partir de ahora el gobierno regional podrá bonificar las cuotas que pagan las compañías a la Seguridad Social, acabando con la ya maltrecha unidad de mercado y promoviendo la competencia desleal.
Por si esto fuera poco, resulta que el Gobierno mantiene el resto de la gestión económica de la Seguridad Social. Esto supone que los ciudadanos y empresas del resto de España seguirán pagando las pensiones de los vascos, ya que la comunidad autónoma tiene números rojos en este sistema de protección.
Para que lo entiendan, si el PNV lograra la gestión íntegra del sistema, los vascos no podrían mantener sus pensiones. Por cierto, para el que todavía no lo sepa: el PNV no gobierna en las Vascongadas, pero da igual, porque este acuerdo es el principio del fin del pacto entre el PSOE y el PP de Basagoiti, ya que el lehendakari Patxi López ha quedado, como diría Don César Vidal, como "Rufete en Lorca".
A pesar de la gravedad de este pacto entre Zapatero y el nacionalismo vasco no todos los diarios económicos dan la misma importancia al acuerdo. De hecho, el que tiene más difusión, el diario Expansión, no lo destaca en su portada y no le dedica ninguno de sus dos Editoriales. Ni siquiera en su sección La Llave lo menciona. ¿Tendrá algo que ver con el cambio en la dirección del periódico de Unidad Editorial?
El Economista, sin embargo, llama a las cosas por su nombre y denuncia que "Zapatero compra el voto del PNV más caro de lo previsto". El objetivo del presidente era transferir a la comunidad autónoma vasca las políticas activas de empleo, lo que tendría un coste anual de 300 millones de euros. Pero, ante la presión y el chantaje de los nacionalistas, ha terminado por entregar también la gestión de las bonificaciones empresariales a la Seguridad Social.
En cuanto al económico de Prisa ¿adivinan ustedes qué piensa del acuerdo? Efectivamente, celebra el pacto aunque no le dé mucho espacio en su portada: "El PNV salva los Presupuestos de Zapatero", titula Cinco Días, para añadir, después, que "el PSOE despeja los Presupuestos con el PNV y salva la Ley de Economía Sostenible", lo que supone "matar dos pájaros de un tiro".
Para quien todavía no sepa lo que es esta Ley de Economía Sostenible, se trata de una norma de planificación que no tiene nada que envidiar a los planes quinquenales comunistas, con la que el Gobierno pretende "cambiar el modelo productivo" sangrando a las familias y empresas con impuestos verdes y favoreciendo a los amiguetes que se están forrando con las energías renovables.
Con esa norma el Ejecutivo quiere determinar qué sectores van a ser los que determinen el futuro patrón de crecimiento, es decir, que volvemos a la Unión Soviética, como en la vieja canción de los Beatles. Hasta ahora la norma no tiene un desarrollo claro, lo que permitía albergar esperanzas, pero tras este acuerdo con el PNV el Gobierno vuelve a la carga. Y a Prisa parece que le gusta.
Otras noticias que aparecen hoy en los medios económicos son la decisión del ministro de Industria, Miguel Sebastián, de subir la luz casi un 5% a hogares y pymes; así como el anuncio de un nuevo tipo fiscal en el IRPF para las rentas superiores a los 120.000 euros. Me complace comunicarles que las personas que ganan estas cantidades anuales están deseando pagar más impuestos. Al menos así lo considera la vicepresidenta Salgado, que al final va a hacer bueno a su predecesor en el cargo que, hasta ahora, tenía el dudoso honor de ser el peor ministro de Economía de la democracia.