Tal y como avanzó LD, el Gobierno ha incumplido dos principios básicos del Fondo de Reserva de la Seguridad Social (la conocida hucha de las pensiones). A saber, no invertir en activos de la máxima calidad (triple A) y no destinar el superávit de la Seguridad Social al Fondo.
Y es que, Zapatero ha hecho uso de esta hucha desde el inicio de la crisis para financiar su despilfarro de gasto público. En concreto, el Gobierno ha vendido activos de máxima calidad (como deuda alemana y francesa) para comprar deuda pública española, pese a que el próximo septiembre corre el riesgo de perder su máxima calidad crediticia, tras la más que probable degradación por parte de la agencia Moody´s. Asimismo, tampoco destinó al Fondo los cerca de 8.000 millones de superávit que registró la Seguridad Social en 2008, y lo mismo sucederá con el superávit de 2009.
Esta política financiera, más allá del incumplimiento de la ley, conlleva un alto riesgo. Una de las reglas de oro de todo buen inversor consiste, sin duda, en diversificar sus activos para limitar las posibles pérdidas que pudieran derivarse de la depreciación de alguno de los elementos que componen su cartera. Sin embargo, Zapatero ha decidido seguir un camino radicalmente distinto, consistente en colocar todos los huevos en la misma cesta. La pregunta es... ¿y si la cesta se cae?
El Ejecutivo está financiado sus desmanes de gasto público haciendo uso de la hucha de las pensiones, el Fondo que, en teoría, sirve para garantizar que los jubilados sigan cobrando puntualmente su prestación en caso de que la Seguridad Social entre en números rojos, tal y como muchos analistas prevén a corto o medio plazo.
Los activos del Fondo de Reserva de la Seguridad Social ascendían a 58.017 millones de euros a cierre de 2009 -más otros 2.000 millones de saldo en cuenta corriente-, lo que equivale al 5,5% del PIB. Durante el pasado año, el Gobierno decidió vender deuda alemana, francesa y holandesa para comprar, a cambio, más deuda española.
Y ello, bajo la excusa de la "inestabilidiad y la alta volatilidad" que sufrían los mercados. Así, el Gobierno empleó la hucha de los pensionistas para comprar unos 11.500 millones de euros en deuda pública nacional, con lo que el peso de estos activos sobre el Fondo pasó del 55,45% en 2008 (30.525 millones) al 76,27% (42.095 millones) a cierre de 2009.
El Ejecutivo seguirá por esta senda en 2010. Tal y como avanzó LD, el Gobierno invertirá el 90% del Fondo (más de 57.000 millones de euros) en deuda nacional hasta finales de año, según ha confirmado el propio secretario de Estado de la Seguridad Social, Octavio Granado. De cumplirse esta previsión, el Gobierno habrá comprado cerca de 34.700 millones de euros de deuda pública española entre 2007 y 2010 mediante la hucha de las pensiones. Los activos extranjeros se reducirán así a un exiguo 10% de la cartera (algo más de 6.000 millones) frente al 50% de hace apenas tres años.
El riesgo: déficit de la Seguridad Social
Y es aquí, precisamente, donde radica el problema. El superávit de la Seguridad Social se está reduciendo a un ritmo del 30% interanual como resultado de la crisis económica -apenas 7.000 millones de euros hasta el pasado abril-. La caída de las afiliaciones y el brutal aumento de las prestaciones públicas amenazan con provocar números rojos en la Seguridad Social.
Llegado el caso, el déficit tendrá que ser compensado haciendo uso del Fondo de Reserva para seguir pagando puntualmente a pensionistas y beneficiarios. Para ello, el Gobierno tendrá que empezar a vender su cartera para obtener dinero en efectivo.
¿Problema? Al estar invertido casi todo el Fondo en un único activo (deuda española), la rentabilidad y liquidez del mismo dependerá de la evolución que registren los tipos de interés de los bonos públicos nacionales -el precio de los bonos cotiza siempre de forma inversa al rendimiento que ofrezcan-. Si el interés sube, el valor nominal de los bonos cae, lo cual causará pérdidas al Fondo; mientras que si el interés baja, el precio de los bonos subirá. De este modo, Zapatero se ha jugado a cara o cruz la hucha de las pensiones, puesto que su rentabilidad dependerá casi exclusivamente de la evolución de la deuda española.
La crisis de deuda continúa
Tras las turbulencias sufridas en los últimos meses, el riesgo de la deuda pública nacional ha caído tras el plan de rescate aprobado por Bruselas, ideado para avalar a los países más débiles de la zona euro, entre ellos, España. Sin embargo, la crisis de deuda pública que azota Europa todavía no ha terminado. Prueba de ello son las recientes tensiones que está sufriendo el mercado de deuda irlandés. Además, la prima de riesgo de la deuda española -el diferencial entre la rentabilidad del bono español a diez años y el alemán- se mantiene en cotas históricamente elevadas, en torno a los 180-190 puntos básicos.
El rendimiento del bono español a diez años cotizaba a primera hora de este viernes al 4,017% en tanto que el bono alemán cedía ligeramente hasta quedar en el 2,151%.
¿Cómo evolucionará en los próximos meses?
Si cae, es decir, si los inversores perciben que la deuda española es un activo seguro en el que se puede confiar, el Fondo registrará ganancias y la liquidez de sus activos será mayor. Por el contrario, si su rendimiento (tipo de interés que ofrece el Tesoro) sube, el Fondo registrará cuantiosas pérdidas (de hasta miles de millones de euros) en caso de que el Gobierno tenga que hacer uso de esta hucha para cubrir el probable déficit de la Seguridad Social y, así, seguir pagando puntualmente las pensiones.
Se trata, pues, de una estrategia muy arriesgada y agresiva, propia de un especulador de alto riesgo, cuyo fin no es lograr altas rentabilidades -por esa de regla de tres el Gobierno podría invertir el Fondo en deuda griega- sino jugarse el ahorro de sus clientes.